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Monti Galmés

¿El final de las propinas?

Son conocidas la multitud de técnicas posibles para pagar virtualmente. Voy a citar algunos ejemplos para recordar y resumir el presente y para ir argumentando mi visión sobre el futuro de las propinas. Si nos basamos en que el ser humano tiende a simplificar los procesos administrativos per se, entonces es comprensible que se busque facilitar los métodos para ejecutar los procesos de pago aprovechando las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías a los diferentes segmentos de población, empresarios, millenials, grupos familiares y por edades. Los negocios por propio interés se han ido adaptando a todos estos métodos de pago

Tarjeta de crédito. Recordemos la pregunta habitual del camarero al cliente al solicitar la factura: ¿paga en efectivo o con tarjeta? Hay estudios de WorldPay de antes del comienzo de la pandemia que aseguran que después de la costumbre de pagar en efectivo le seguía la de pagar con tarjeta y que representaba más de un 40% de las formas de pago a nivel mundial. Es un método de pago sencillo y de confianza, sólo hace falta que el establecimiento tenga un TPV virtual o pasarela de pago para procesar pagos. Uno de los inconvenientes es que las comisiones que debe de pagar al emisor de las tarjetas es un gasto añadido.

PayPal se puede considerar una forma de pago fiable, electrónica, pero segura y facilita pagos entre particulares. Este hecho permite repartir gastos entre comensales por ejemplo en una factura de un restaurante y ofrece altos grados de privacidad. Suele cobrar comisiones variables por transacción.

Pagos a través del móvil. Si los usuarios del Smartphone siguen creciendo y sobrepasan en la actualidad más de la mitad de la población mundial es lógico entender que esta forma de pago tiene un presente y un futuro envidiable, por ejemplo, el Smile to pay. Habría que añadir los Wallets, que son una especie de monederos recargables y sincronizados a diferentes aplicaciones. Alibaba gestiona otro sistema de pago llamado Alipay. Otras opciones están en periodos de prueba, por ejemplo, mediante la voz. Si tomamos estos ejemplos y su creciente aceptación por parte de los consumidores es lógico pensar que el final del uso del dinero en efectivo está cerca, quizás le queden menos de 10 años. Este pronóstico se refuerza también debido a que a los estados les interesa controlar más aún la economía de su población para poder aumentar los cobros de impuestos, lo cual, sin el uso de dinero en efectivo en los pagos, es más eficiente.

La propina en sí es una forma de agradecer las atenciones recibidas por el cliente por parte del servidor

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Propinas. Si tenemos en cuenta la importancia del grupo laboral del sector servicios de hostelería que en España puede llegar a un millón y medio de personas, es deducible que al ir cambiando drásticamente los métodos de pago y por ende la reducción de los tradicionales ingresos extras, conocidos vulgarmente como propinas, más pronto que tarde tendrá que tener lugar una adaptación de dicha reducción de ingresos con otras medidas o alternativas. En el pasado y aún en la actualidad, aunque menos, cuando se firmaba un contrato laboral se sabía el porcentaje extra que se podía ganar en propinas, pudiendo llegar a representar para el empleado, dependiendo del establecimiento, entre un 5 y un 20% del salario mensual contractual, dinero a tocateja, o sea en B, y no cuento nada nuevo ya que este hecho es bien sabido y aceptado por todos hasta la fecha.

Entre las posibles medidas para sustituir la propina en efectivo están el añadir un porcentaje sobre el total de la factura como «cargo extra por servicio». Este método ya es normal en países como EE UU en donde se carga entre un 15 y un 20%, siendo una costumbre aceptada y respetada. También al pagar/cobrar por algún sistema de crédito virtual, el dejar una línea abierta en la factura para que el cliente pueda añadir la cantidad de propina que desee otorgar. En este caso la propina se cargará con el IVA correspondiente y el reparto será parte de la nómina del empleado, o sea sujeta a su vez a impuestos. Otra alternativa es que el establecimiento comunique abiertamente al cliente que las propinas sólo se aceptan en efectivo, lo cual podría ser tolerable, aunque roce la ilegalidad. La propina en sí es una forma de agradecer las atenciones recibidas por el cliente por parte del servidor. Bien entendida es una manera de motivar al colaborador a esforzarse en el servicio, por ello se trata de un win/win, cliente contento, empresario satisfecho y empleado gratificado.

Precisamente en estos tiempos tan cambiantes sería un buen momento para estudiar y si cabe implementar estos u otros métodos que sustituyan a la gratificación clásica. Estos podrían ser el conceder un porcentaje o participación en el volumen de negocio o de facturación bruta, basado en un sistema troncal y consecuentemente declarar abiertamente que el establecimiento no acepta propinas. Otra posibilidad es la de dar ayudas a los colaboradores para el pago de alquiler de la vivienda o facilitarles viviendas bien sean como parte del contrato o a precios reducidos. Al fin y al cabo, a cualquier empresario le tiene que interesar y mucho la satisfacción de las personas que se identifican y le representan a diario y que son el espejo que reproduce la amabilidad y la calidad que se ofrece en el establecimiento, y esto no es sólo una cuestión de dinero en efectivo, sino también de trato, de enseñanza y definitivamente de un contrato que permita vivir al empleado dignamente.

PS.: Propina viene del latín, propinare, dar dinero a alguien para que fuera a beber a su salud, por ello en Francia se la conoce como pourboire, que traducido literalmente significa «para beber».

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