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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

'Nunca’ puede ser hoy mismo

En el centenario de obras maestras de Joyce, Wittgenstein y Proust, nos entenderemos mejor si hablamos de Ken Follett. No conozco a nadie que se haya abrazado con furia en el año recién iniciado al Ulises, el Tractatus o El tiempo perdido, seguramente porque frecuento a indeseables. A cambio, he recibido parabienes de quienes han seguido mi recomendación del voluminoso Nunca del autor británico, entretenimiento garantizado. La trama de geopolítica nuclear se desarrolla con tal amenidad, que solo transcurridas las novecientas páginas se percibe que el enredo planetario prescinde absolutamente de la Unión Europea. Por tanto, una obra creíble y pegada a la actualidad.

No pretenderán que recuerde la trama de un superventas a la semana de haberlo leído, pero la fascinación de la catástrofe nuclear que Follett ha desvelado en la promoción de Nunca radica en la ausencia de culpables definidos. Cada uno de los estadistas implicados en la voladura y la chaladura del planeta cumple escrupulosamente con su deber, dentro de una ortodoxia descrita con habilidad convincente. Si la guerra atómica es difícil de aceptar, el anonimato en la génesis de la conflagración provoca estupor, el autor desarrolla la tesis de la inexplicable Primera Guerra Mundial que firmó en La caída de los gigantes.

La belleza de las leyes físicas viene desbaratada por anomalías como el coeficiente de fricción, el mundo real introduce distorsiones que desplazan la burocracia de los acontecimientos a su impredictibilidad. Los trámites hacia el desastre se abrevian en los asuntos humanos. Todos los segmentos enfrentados en la novela de Follett cumplen con su papel, incluidos los rebeldes norcoreanos que se alzan contra el régimen del trasunto de Kim Jong-un. Animados por las mejores intenciones, los gobernantes mundiales confluyen en la mutua destrucción asegurada. Nunca puede ser hoy mismo, en el mundo pandémico no se necesitan mayores precisiones sobre la viabilidad de cataclismos de origen desconocido.

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