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Judit Vall Castelló

Niñas y niños en pandemia

El empeoramiento de los trastornos mentales urge a un plan de detección y tratamiento

Niñas y niños en pandemia

Si bien a los niños y las niñas les ha afectado menos la pandemia que a los adultos en lo que respecta a la gravedad, la parte más joven de la población se ha visto perjudicada en otros aspectos que pueden comprometer su desarrollo y su vida adulta.

En España las escuelas estuvieron cerradas seis meses, de marzo a septiembre de 2020. Pues bien, la bibliografía especializada en economía muestra la magnitud de los efectos a largo plazo de la pérdida de días de escolarización: por cada 88 días menos de educación primaria, el salario medio a los 30 años disminuye el 3%. Ese efecto se explica por la reducción en el rendimiento escolar durante la educación primaria y secundaria, que hace que quien ha perdido ese tiempo de escolarización deje de estudiar, en promedio, dos años antes que quien tuvo la escolarización completa.

Aparte de la pérdida en formación, el cierre de las escuelas y el confinamiento estricto de los primeros meses de la pandemia supusieron la reducción drástica en la interacción social. Según los psicólogos y los educadores especializados, la relación con el grupo es esencial tanto para las criaturas en educación primaria como más tarde en la etapa adolescente. En un informe publicado por Save The Children España, se plasman los resultados de una de las primeras encuestas hechas durante la pandemia y centrada en el grupo de entre 4 y 16 años de edad con el objetivo de analizar la magnitud de los cambios en el comportamiento y en la salud mental de los más pequeños y los adolescentes un año y medio después de la irrupción de la covid-19.

En realidad, si recuperamos los últimos datos publicados antes de la pandemia sobre los menores de 20 años con algún tipo de trastorno mental vemos que, según el informe Global Burden of Diseases, en 2017 España ya se situaba en la parte preocupante de esas estadísticas. Mientras que la media en los países de la OCDE era de 11,9 %, en el caso español el 14,4 % de los menores de 20 años reportaban algún tipo de trastorno mental. Así, la realidad es que ya partíamos de una situación preocupante.

Niñas y niños en pandemia Leonard Beard 02/01/2022

Los resultados de la nueva encuesta muestran que la mayoría de las madres y los padres consideran que sus hijos e hijas se encuentran en un estado de salud mental bueno (34%) o muy bueno (58,5%), mientras que solo el 7,5% de los progenitores entrevistados afirman que están en un estado de salud mental regular o malo. Sin embargo, esos mismos progenitores informan de un claro aumento en los trastornos mentales y de conducta. Me parece especialmente alarmante la pérdida de autonomía y el aumento de las preocupaciones y los miedos que detectan los progenitores en los niños y las niñas y en los adolescentes. El 42% de los adultos indican que sus hijos e hijas actúan de manera nerviosa o dependiente cuando se ven expuestos a nuevas situaciones y que pierden fácilmente la confianza en sí mismos. Una proporción similar afirma que sus hijos e hijas tienen muchos miedos y se asustan fácilmente, y que más del 18% de los y las menores se sienten a menudo infelices, desanimados o llorosos.

Un último elemento que me gustaría destacar de los resultados del informe son las diferencias por sexo y edad. Entre los 4 y los 8 años, de las criaturas que sufren trastornos mentales y trastornos de conducta es mayor el porcentaje de niños; sin embargo, a partir de los 8 y hasta los 16 años, hay diferencias muy claras entre los dos tipos de trastornos: los trastornos de conducta se concentran en los niños, mientras que la incidencia de los mentales es más grande en las niñas.

Estos datos ponen de manifiesto la magnitud actual del problema y el empeoramiento experimentado por ese grupo poblacional durante la pandemia. Llegados a este punto, los pasos que sigamos a partir de ahora como sociedad determinarán la dimensión de las consecuencias en el medio y el largo plazo. Aunque España tiene una tasa menor de muertes por suicido de niños y niñas y adolescentes que los países de su entorno, las muertes por causas externas (accidentes, suicidios y lesiones autoinfligidas) siguen siendo la principal causa de muerte en esos grupos de edad. Así, resulta primordial el diseño de una estrategia conjunta de las administraciones de salud, educación y protección social para garantizar la máxima prevención, la detección precoz y el tratamiento a fin de minimizar los efectos de esa otra pandemia que ya está aquí.

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