La medida del Gobierno de poner mascarillas obligatorias en el exterior es inútil, perjudicial para el futuro de la gestión de la pandemia y es, además, diría yo que la gota que colma el vaso. Sin duda alguna, la medida demuestra una falta de gestión de la pandemia en estos momentos en que la situación en la que estamos, pone los pelos de punta.

Y me pregunto ¿Cómo puede ponerse otra vez las mascarillas “obligatorias” en exteriores?

¿Creen los políticos que con eso se va a detener la transmisión de ómicron? Quiero recordar que desde la última vez que se implantó, tuvimos tres ondas seguidas. 

Es evidente que es una medida basada en la estética y en la política y no en la ciencia y la evidencia científica. La medida da la sensación que hay una desconexión total entre la política y la ciencia, entre lo que dan los políticos frente a lo que necesita la sociedad. 

Es evidente que hay que recordar de la importancia de llevar MASCARILLAS en aglomeraciones, para evitar que estemos en contacto sin mascarilla en distancias menores a 1,5 metros, pero lo que esperábamos de esta reunión tardía era otra cosa, eran medidas contundentes y valientes para ayudar a disminuir el incremento de contagios existente. Es evidente que el uso de las mascarillas es prioritario en espacios cerrados, mal ventilados y donde se juntan muchas personas. Además es necesario insistir en su recambio periódico y en su ajuste adecuado. Más allá de eso, su utilidad es prácticamente nula. 

Pero las medidas necesarias, además de la mascarilla en interiores, van en otra línea: VENTILACIÓN es una de las palabras clave para minimizar los contagios en interiores que es el lugar donde normalmente se producen los contagios. Y las mascarillas para los interiores. La ventilación debería estar asociada a poner medidores de CO2 en bares, restaurantes y gimnasios entre otros sitios además de las aulas de los colegios. A ello habría que añadir la VACUNACIÓN, buscando a quienes no se han vacunado, reforzando y ampliando la 3ª dosis, y poniendo las vacunas a personas con enfermedades crónicas, maestros y profesorado y cuidadoras, además del personal de primera línea y la vacunación en la infancia. Y con ello, un certificado covid puede ser una medida que pone más barreras al virus y que en cuanto en más sitios lo pongamos, más útil será.

Hay otras medidas necesarias que podríamos añadir a las nombradas: teletrabajo, medida muy importante a implantar por parte de los gobiernos locales, autonómicos y central, junto a evitar aglomeraciones en interiores (comidas y cenas con poca gente, no más de 15 y lo mejor menos de 10 personas) o tests libres, para ayudar a un mejor control de la pandemia. También son planteables medidas de poner números máximos de personas en mesas de restaurantes y bares y aforos máximos limitados en los mismos. También es planteable el toque de queda o incluso el cierre nocturno.

Y el refuerzo de la atención primaria no se va a conseguir habilitando a médicos jubilados para trabajar mientras la mayoría de las Comunidades Autónomas están despidiendo a médicos y médicas jóvenes. Necesitamos una mejor atención primaria y salud pública y no unos niveles colapsados que su situación clama al cielo. Y además necesitamos la agencia estatal de salud pública .

Esperemos que rectifiquen los gobernantes antes de seguir por una senda que nos lleva a mantener una pandemia más allá de lo que el virus quiera. Pónganse las pilas señores políticos por favor.