Diario de Mallorca

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Pedro Coll

Bon Nadal a tothom

Salas de Sal y Boa Vista, Cabo Verde, 2011.

Un tiempo largo sobrevolando lo abstracto. Después, sensación africana en este trayecto de casi media hora, circulando en un 4x4 por una carretera salpicada de socavones, más bien una pista cubierta de fino polvo rojizo que las rachas de viento transforman en nubes espontáneas y efímeras. Ni una palabra por parte del conductor. Para entablar algo de conversación le pregunto por la longitud máxima en kilómetros que tiene la isla y no me sabe contestar. Pienso que no ha entendido la pregunta, no habla inglés ni español y parece que ni portugués, se maneja con el creole a pesar de que conduce un potente Mitsubishi y hace servicios para extranjeros y visitantes.

Quizá, en otro momento, cuente algunas cosas más de ese viaje tan cargado de sensaciones. Siempre las sensaciones. Asimiladas de manera ávida por nuestra mente, las sensaciones son lo más valioso que esta especialidad viajera nos ofrece a los fotógrafos. Un patrimonio de valor incalculable que no tributa fiscalmente. No demos ideas.

De regreso, después de siete días de un encargo comercial puramente alimenticio, llego al aeropuerto de Lisboa, escala obligada, y me reconozco en el entorno. Atrás ha quedado la sencillez y el tiempo en suspenso, la vida con otro tipo de presión, el disfrute de las cosas mínimas, primer mundo, segundo mundo, tercer mundo... Ellos quieren ser nosotros y nosotros nos recordamos en ellos y sentimos añoranza de muchas cosas que hemos ido perdiendo. Pero la felicidad no es exclusiva de ninguno de estos espacios, en apariencia delimitados y estancos, en los que vivimos los unos y los otros, primer mundo, segundo mundo, tercer mundo... la felicidad está sólo en los instantes y nuestros instantes no son diferentes a los de ellos, pese a que nos sintamos a años luz, ilusos que somos. 

Para ‘mis cosas’, porque una cosa es lo ‘alimenticio’ y otra lo ‘personal’, en este viaje he utilizado una cámara de apariencia discreta, look retro y tecnología de última generación, una pieza tan bella como letal, en el buen sentido, claro, aconsejable para el deambular silencioso en busca de lo que pueda aparecer. El fotógrafo y su síndrome, siempre escaneando el entorno, obsesionado por encontrar lo que no existe. 

Acabo transcribiendo el soneto con el que el profesor y poeta menorquín Joan López Casasnovas acaba de felicitarme, de felicitarnos a todos, las Navidades. Diría que parece hecho a medida.

No són ni reis ni màgics. D’orient / n’arriban en patera. Duen l’or / d’il·lusió i esperança en el cor. / També en venen del sud i de ponent.

de tot el món en cerca del seu nord, / que és el seu dret, el repte més urgent / de viure dignament contra la mort, / de ser com tu i com jo…, la bona gent.

Defora, tot és guerra i fam i gebra. / Dau-los la mà i entrau-los al pesebre / a l’escalf d’aculliment laboral,

que el salvatge interès del capital / als exclosos condemna a la tenebra. / Llavors, a la taula, celebrau Nadal!

Joan López Casasnovas, Nadal 2021.

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