Fuentes bien desinformadas apuntan a que el ayuntamiento de Palma aprobará, en el próximo pleno, el proyecto estrella de la Regiduría de Movilidad INsostenible: «Palma Caminava».

El Plan tiene como ejes centrales celebrar «El día sin peatones» y dotar a todas las aceras de pasos de cebra con semáforos para los mismos. La situación se ha vuelto insostenible por las molestias pedestres, que ocasionan a las bicicletas y patinetes (VMP), que circulan sensatamente por las aceras. No se puede tolerar más y la Policía Local en el ejercicio de sus propias competencias será inflexible.

Los peatones han invertido el modelo de convivencia urbana. Por su culpa, es más placentero y seguro circular en vehículo por la calzada, que andando por las aceras o zonas peatonales. Han pervertido el pedagógico Palma Camina. Un asesor, inspirado en el Bernie Gunther de Azul de Prusia, propuso ¿Cuándo vamos a disolver el pueblo y elegir otro?

Las nuevas medidas de ordenación del tránsito peatonal permitirán que el modelo sostenible de los VMP circule con seguridad por esas atávicas zonas de viandantes. Sin que los padres que llevan a sus hijos en los patinetes eléctricos, pasen apuros.

No se puede obviar, la distorsión que generan los conductores al abandonar el vehículo. Esa infame transición de conductor a peatón se puede ver cuando se aparca junto al carril bici (poco utilizado por ciclistas sensatos) de la calle Rosselló i Caçador.

Hay que reconocer, que el ingeniero que lo diseñó habría pasado mala noche. Aunque, seguro que se cercioró que ningún concejal del equipo de gobierno, con bebés, necesitara estacionar en ese lugar. Porque si se hubiera equivocado, ese carril bici y su puesto de trabajo no existirían. Cierto que contempló la proximidad del Banco de sangre y el Hospital de la Cruz Roja, por las previsibles transfusiones y atenciones traumatológicas. Siempre habrá que agradecerle poder practicar deporte de riesgo sin abonar la cuota del gimnasio.

Antes de que el regidor pudiera revertir la competencia desleal a los centros deportivos. Al convertirse en inoportuno peatón, habría experimentado la realidad; tras abrir escasamente su puerta y contorsionarse para salir del vehículo sobre al carril bici, sin arrollar a una e-bike manchándola escandalosamente de sangre. Sacar el cochecito de bebé y tomar la decisión de donde dejarlo; entre los coches no cabría, a la izquierda invadiría el carril bici y a la derecha el de turismos. Lo podría dejar con todas sus pertenencias abandonadas, sobre la acera, a varios metros de distancia y abrir la puerta trasera derecha para sacar al bebé. Salvo furgonetas, por no llevar escalera portátil, lo más práctico sería depositar el cochecito sobre el capó del coche.

El concejal, que ostenta el poder que el Pueblo le ha delegado y como tal lo ejerce, podría llamar al 092, que le mandaría, al Pueblo, no a él, una patrulla para cortar el carril de circulación, invadido negligentemente por su puerta trasera derecha abierta, alguna que otra bolsa, el cuerpo del bebe y el suyo propio. Después, le ayudarían a bajar el cochecito cargado de más bolsas, del techo.

Si el carrito fuera gemelar, en lugar de un bebé, fueran dos y además lloviera, aplicaría directamente su yo estoico, aparcando en el Parc Bit, vendería la casa y huiría de esta Palma agresiva y hostil que los peatones han creado.

Al final los Policías le denunciarían a él, no al pueblo, por haber alterado con su impresentable conducta peatonal, el tráfico de turismos por la derecha y de los VMP por la izquierda, favoreciendo la violencia ambiental urbana.