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Valeria Milara

Antivacunas, egoísmo mortal

Estoy cansada de tener paciencia con ese grupo mal llamado ‘negacionistas’. Para mí son malas personas, sin más. No voy a usar paños calientes

Siempre he dicho que cuando voy al psicólogo en parte lo hago porque otros no van. Porque deberíamos ir todos. Pero la gente se sobrevalora y aunque suene extraño el egoísmo es un rasgo muy social. El día que se implantó el pasaporte covid hubo gente que fue a vacunarse para poder entrar en los bares. Otros, igual nuestro compañero de la clase de pilates, se dio de baja del gimnasio. Ambos perfiles me parecen despreciables. Estoy cansada. Muy cansada de tener paciencia con ese grupo mal llamado negacionistas. Para mí son malas personas, sin más. No voy a usar paños calientes. Vivimos en sociedad y como así es te has de comportar bajo las normas. No es obligatorio vacunarse, pero si ves que es la única solución para salir adelante de este atolladero te la has de poner. Y si no, vive solo. Escarba un agujero en la montaña, te llevas unas viandas y a vivir allí como un ermitaño. Pero a mi lado no. No quiero ni respirar el aire que respira esa persona que no ha tendido su brazo para que podamos salir de este infierno.

El otro día, en el autobús escuché a una señora que le decía a una amiga que ella no se vacunaba porque esto del coronavirus era un invento. Me mordí la lengua, ya que no llevaba la mascarilla bien puesta. No quise cruzar ni un aerosol con ella. Pero espero que si se contagia, el coste de su tratamiento, incluida la posible uci, lo pague ella. Y que nos quede dinero para poder hacer frente a otras enfermedades. Hay que invertir muchísimo más por ejemplo en salud mental para que personas en momentos de fragilidad anímica no caigan en manos de manipuladores que además de negar el covid 19 dicen que tampoco creen en la erupción del volcán de La Palma. Los científicos han hecho un trabajo récord con las vacunas. Tenemos la suerte de vivir en Europa donde nos la ponen sin problema. La gente africana debe mirarnos con cara de estupor viendo como allí se generan nuevas cepas porque no hay dosis y aquí no nos las ponemos. Y el que sí se la pone estos últimos días es por ir a tomarse unas cañas o ir al gimnasio para lucir palmito. No por solidaridad, no porque vive en sociedad, no porque muera gente o se pierdan puestos de trabajo. Sino por ignorancia, egoísmo y maldad.

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