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Antonio Papell

El frente amplio

No hay indicios de que la sociedad civil esté por la labor de simplificar el mapa político de este país, por mucho que determinados teóricos pensemos, con mayor o menor convicción, que el pluripartidismo demasiado disperso es de más difícil gestión que el bipartidismo. La vieja teoría del voto útil ha dejado de regir y quienes han experimentado frustración con respecto al viejo modelo buscan en los extremos o en los márgenes del espectro otras opciones distintas de las convencionales. Este proceso incluye el surgimiento de una extrema derecha, letal para la democracia y hasta para la estabilidad del país en su encaje europeo, y también contiene una fractura del espacio progresista, que en la actualidad desempeña el gobierno del Estado mediante la primera coalición de la etapa democrática.

Podemos, que arrancó con gran fuerza, comenzó a debilitarse al aliarse con IU. Y actualmente Unidas Podemos, resultado de la coalición electoral entre aquellas formaciones, se encuentra franco declive, después de una decadencia que se ha acentuado con la retirada de la política de Pablo Iglesias, tras un final electoral agónico en la Comunidad de Madrid, en que UP se vio ampliamente superada por su escisión Más Madrid, que obtuvo también mejor resultado que el propio PSOE.

Así la cosas, la mayoría de la izquierda en la próxima confrontación electoral estatal ya no solo depende, en principio, del buen resultado del PSOE sino también de que su aliado por la izquierda consiga abarcar todo el espacio disponible y contribuir significativamente a la más que probable coalición que se formalizaría de nuevo tras la consulta si con ella pudiera imponerse la opción progresista. El propio Sánchez, al comentar los movimientos de Yolanda Díaz, quien ha sustituido a Iglesias como líder de la minoría de la coalición, ha elogiado la pertinencia de esta operación, de cuyo éxito depende la hegemonía de la izquierda

Sucede sin embargo que Podemos, que fue inicialmente una opción transversal, perdió ese carácter y se convirtió en una versión ampliada de Izquierda Unida al aliarse con ella, de modo que sus 35 diputados de noviembre de 2019 (que habían sido 52 en las elecciones de abril) representaron íntegramente, o casi, el espacio contiguo al del PSOE por la izquierda de este.

Pero hoy día, la situación es distinta: Yolanda Díaz, cuyo único carné es el del PCE, aunque cuenta con el apoyo explícito de CCOO y tácito de la UGT (algo que inquieta al PSOE, obviamente), no pretende reproducir la UP originaria sino crear un ‘frente amplio’ que recoge, en palabras de Pedro Vallín, los marcos mentales de la memoria democrática comunista, el laborismo y el feminismo, con indudable propósito de transversalidad. Transversalidad que está genuinamente representada por Más Madrid y Más País de Errejón, quien mantiene viva la llama del populismo originario de Podemos. Ese populismo, glosado por Carlos Fernández Liria, se basa en la capacidad del pueblo para organizarse sin renunciar a la democracia formal. Luis Alegre, en el prólogo a la obra de Liria En defensa del populismo, escribe que este autor se ha dedicado e enseñarnos, entre otras cosas, «que hacemos un negocio ruinoso si renunciamos al cuerpo central de ideas de la Ilustración y tratamos de sustituirlo por ‘algo mejor’ (defendiendo la ‘dictadura del proletariado’ frente al ‘Estado de Derecho’ o al ‘hombre nuevo’ frente al ‘ciudadano’)».

Así las cosas, el PSOE se encuentra ante un dilema serio que deberá resolver cuanto antes: si el ‘frente amplio’ fracasa y el espacio progresista continúa disperso, sus posibilidades de reunir a una mayoría progresista serán prácticamente nulas. Pero si la opción encabezada por Yolanda Díaz, que tiene especial audiencia entre los jóvenes, se convirtiese en un éxito apoteósico, podría comprometer el resultado del PSOE en las urnas y privarle de la primacía, como de hecho ya acaba de suceder en la comunidad de Madrid.

En estas circunstancias, lo lógico sería que los esfuerzos de todas las partes se coordinasen. Y lo ilógico, que la situación desembocara en una confrontación entre las distintas izquierdas.

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