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Norberto Alcover

En aquel tiempo | Se llama Yolanda

Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y vicepresidenta del Gobierno. EP

Fene, La Coruña, 1971. Nace Yolanda Díaz, de familia sindicalista y educada en un ámbito de izquierda reivindicativa. Se licencia en Derecho, que ejercerá, tras asentarlo en varios másteres, como Abogada Laboralista. Durante años líder de Esquerda Unida y vinculada a En Marea, desarrolla una militancia municipalista, siempre en búsqueda de un proyecto susceptible de cambiar «las cosas», es decir, el sistema. Al cabo, opta por la militancia en el Partido Comunista y miembro de Unidas Podemos, ámbito en el que se mueve en estos momentos, no en vano alcanza los lugares preeminentes en el Gobierno de España, de la mano del líder durante largos años de esta formación, coaligada con el Partido Socialista tras la moción de censura a Mariano Rajoy. En la actualidad es Vicepresidenta Segunda y Ministra de Trabajo y de Asuntos Económicos.

Su protagonismo hasta el momento se ha percibido en la consecución del aumento del salario mínimo, la derogación del despido por baja médica, y trabajar para que los ERTE fueran una realidad. Su pugna con la Vicepresidenta Primera y Ministra de Economía, la también gallega Nadia Calviño, es una de las constantes del Gobierno de Coalición, como está demostrando su permanente confrontación con motivo de la derogación o modernización (según) de la Reforma Laboral del PP. Su proceso de llegada al poder ha dependido tanto de su mentor Pablo Iglesias como del apoyo evidente del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Estamos, pues, ante una mujer en excelente edad para la militancia responsable, para representar un pensamiento comunista en el gobierno español y, sobre todo, para elaborar un proyecto de futuro sobre cuya naturaleza escribiremos a continuación. Todo ha sido rápido en su ascenso, pero su presente es de una consistencia llamativa y su futuro puede acabar en un protagonismo hasta ahora casi impensable. Escribimos de Yolanda.

He comenzado con esta minibiografía política por la sencilla razón de que se trata de una persona con formación suficiente, desarrollo político y claridad de intenciones, como para estar en el lugar en que está, por muchas críticas que puedan hacerse sobre su dependencia de los hombres ya citados, Iglesias y Sánchez. Pero es que después de la entrevista que hace pocos días le hiciera Ana Blanco en la Sexta (cadena progubernamental de libro), hemos podido conocerla mucho mejor, puesto que ha revelado detalles de su pensamiento político desconocidos. Fue capaz, con baches, de soportar las insistentes preguntas de Blanco sobre su situación en el gabinete y su relación con su compañera Calviño. De tal manera que, en definitiva, no dio un solo dato relevante sobre la Reforma Laboral en concreto, amparándose en la discreción de las negociaciones (comienza a conocer las estrategias del poder), y en fin, nunca negó su posición entre negociadora/dialogante con el Empresariado a la vez que mantenía una defensa evidente de Sindicatos y clase trabajadora. Y cuando Blanco le inquirió con nerviosa dureza, conjugada con una terrible sonrisa, sobre sus planes de futuro, dejó caer con llamativa insistencia que su proyecto era permanecer fiel a la Coalición Gubernamental… pero que su ilusión era sondear al pueblo español sobre sus aspiraciones de futuro, y de formar un grupo político que respondiera a tales aspiraciones. Porque «el pueblo español es obvio que está descontento». Y se acabó la entrevista. Yolanda resistió con bastante habilidad los embates de la entrevistadora (una mezcla de amor y odio), pero fue tensionándose en la medida en que se le exigían datos concretos sobre sus planes de futuro, que resolvió de manera contundente y sin especificar nada de nada. Una Yolanda segura, un tanto oculta, creyente radical en sus convicciones (un comunismo elegante), y sobre todo, decidida a liderar un proyecto que responda al sentir de los españoles «cabreados».

Semanas antes, la misma Yolanda había hablado de una Plataforma que acogiera a la izquierda del PSOE, pero dejaba en el aire que esa Plataforma estuviera liderada necesariamente por UP, lo que desató interrogantes en las filas podemitas. Pero, en general, las reacciones de futuros integrantes de tal Plataforma, tuvieron que llenar de esperanza a nuestra Yolanda. En este proyecto político- militante de una izquierda a la izquierda del socialismo radica la peligrosidad (pienso en sus adversarios) de esta mujer que no ha dudado en enfrentarse a un peso pesado como Nadia Calviño, arropada por toda una vida política institucional y experta en la Unión Europea. Pero que, en esta precisa adversaria, ha tenido la experiencia evidente de la diferencia entre una socialdemocracia económica y un comunismo laboralista. En esta lucha descarada, Sánchez se ha puesto de lado, un día junto a Yolanda y otro aferrado a las tesis europeístas de Calviño. A Sánchez le gusta salir en la foto… Pero sin manchas de sangre tras el debate político. Se ha acostumbrado a aparecer como el vencedor dominante.

Si la derecha española tiene que vérselas con una mujer llamada Ayuso nuestra izquierda se las ve con otra mujer llamada Yolanda. En ocasiones, cuando habla ante multitudes (Congreso de Comisiones), nos recuerda el tono incisivo y dominante de Pasionaria. Cada uno verá lo que significa una mujer así para sus convicciones, para sus esperanzas y sobre todo para sus inquietudes. En el caso del Presidente, estaría preocupado.

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