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Juan Rigo

Desde París | De la Reconquista a la Remontada

Que estos términos tan rotundos, -castizo y patriotero el primero, más propio de la épica futbolística de las grandes noches el segundo– guarden relación con el arranque de la campaña presidencial francesa resulta difícil de creer. Y más cuando quienes los utilizan son dos de los candidatos de la izquierda. Una izquierda desnortada, sin rumbo, que tira del carro de la nostalgia, o del baúl de los recuerdos, sacando a pasear a Mitterrand como si del Cid se tratara, en un intento desesperado de reconquistar a un electorado esquivo. Según las últimas encuestas Francia escora a estribor ya que más de un 37% de los electores se decantan descaradamente hacia la derecha, mientras que la gauche, sumando todas sus representantes, no pasaría de un 25% en intención de voto.

No debe resultar extraño pues que dos de los presidenciables de esa izquierda que pierde impulso tiren de la memoria Mitterrandista: Hablando de reconquista en el caso de Mme. Hidalgo, la alcaldesa socialista de París –sin el tirón campechano de Chirac tiene complicado el pasar del Hotel de Ville al Eliseo- necesita reconquistar un territorio que le es hostil fuera de la capital; o de remontada, el slogan elegido por Arnaud de Montbourg, quien desmarcándose de las directrices del que fue su partido –si es que del PS queda algo más que las siglas va de llanero solitario, o de delantero desencadenado soñando con un hard trick, esperando que el voto cambie de dirección como caen los goles en las heroicas remontadas de la Champions. Y la verdad es que por ahora, el come back de los socialista tiene aires de misión imposible: ni una, ni otro, levantan el vuelo en los sondeos de opinión, y junto con el ecologista Yannick Jadot forman el trío de cola de los aspirantes, con unos valores que no pasan del 6%. Unos puntos por debajo por debajo del insumiso Mélenchon quien va dando palos de ciego, desbarrando en una y otra dirección, sin lograr tampoco despegar, y parece ya descartado que vaya a jugar el papel del ‘tercer hombre’, como en las elecciones del 2017, cuando a punto estuvo de entrar en la segunda vuelta.

Aunque quizás lo más destacable de la situación sea la fragmentación del electorado. Sin una referencia clara, sin el peso de los tradicionales partidos de antaño, LR/ Republicanos a la derecha, y PS/Socialistas a la izquierda, el voto parece más volátil e indeciso que nunca. Por ahora, Macron y su Republica En Marcha encabezan la intención de voto pero resulta inquietante el espectacular ascenso de la extrema derecha, con Zemour y Le Pen a la par, pisándole los talones. Da miedo pensar en una alianza, improbable, entre estos dos pájaros de mal agüero, seria la pinza fatal. De momento están librando un combate singular cruzando declaraciones sensacionalistas en la prensa y medios en general. La líder del Rassemblement National ha reaccionado ante la escalada del polemista tirándose a la yugular, tildándole de elitista, de intelectual advenedizo, lejano de las bases, reivindicándose como la más cercana al pueblo, candidata única de la Francia desencantada, cual moderna reencarnación de Juana de Arco. Mientras Zemmour, a su vez, la acusa de blanda, de mujer de izquierdas, de chaquetera, de cambiar de bando, abandonado a su electorado. Pero ambos insisten y coinciden, apuntando siempre en la misma dirección, basando su campaña en los mismos temas: stop a la inmigración y demonización del Islam. Francia para los franceses es su leitmotiv.

Entretanto, los Republicanos, la derecha de toda la vida, huérfanos de Sarko, siguen deshojando la margarita de quien será el candidato. Los mejor situados son Barnier y Xavier Bertrand, pero Valerie Pécresse se resiste a abandonar, mientras Ciotti parece descartado por su posicionamiento extremo, demasiado próximo a los citados Zemmour/Le Pen. Así está el panorama a seis meses de las elecciones y cuando aun no todos los aspirantes han oficializado su candidatura.

En estas estamos, los próximos seis meses serán apasionantes, con el permiso de la nueva variante Delta plus.

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