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Jose Jaume

Desde el siglo XX | Derecha contra izquierda: desatada pugna ideológica en 2023

La contienda se anuncia, a dos años de distancia, decisiva, además de previsiblemente resolverse a cara de perro: dos bloques irreconciliables, como las de febrero de 1936

Derecha contra izquierda: desatada pugna ideológica en 2023 DM

Hay elecciones y elecciones, algunas carecen de trascendencia, llegan huérfanas de emoción: de antemano se da por descontado el resultado; así fueron las de la larga hegemonía del PSOE de Felipe González en la década de los 80 del pasado siglo o las ganadas por el PP de José María Aznar al concluir el siglo XX, en el 2000. Otras son más inciertas, de resultado abierto, aunque lo que se dilucida no sea trascendente en exceso, de esas pocas o ninguna hemos tenido en las modernas Españas. Y sí , las hay decisivas, las que marcan un viraje profundo, un cambio radical. Las que llevaron a José Luis Rodríguez Zapatero al Gobierno en 2004 tuvieron tal sello. Las de 2011 que auparon a Mariano Rajoy también. Después han llegado las recientes, donde, no es poca cosa, emergieron Podemos y Ciudadanos, hoy en franca decadencia el primero y aplastado el segundo; además han traído la eclosión de la extrema derecha de Vox, ni mucho menos aplastado y tampoco en decadencia, sino pétreo, al igual que sus conmilitones europeos de similar pelaje. Esos son los antecedentes cercanos y lejanos; nos adentramos en un ciclo electoral, que se iniciará con el adelanto de las elecciones andaluzas, proseguirá con las autonómicas y municipales de la primavera de 2023 y adquirirá máxima efervescencia en las generales, que o coincidirán con las regionales o vendrán inmediatamente después. Elecciones dotadas de carga ideológica como no las ha habido en mucho tiempo; dos bloques que, aunque concurran separados, dibujarán nítidamente la existencia de las dos Españas que se resisten a desaparecer, bregan por diferenciarse en todo la una de la otra. Asoman urnas muy decisivas, que, soslayando las contenciones que impone la afortunada y bendita pertenencia a la Unión Europea (nunca como con lo que se vislumbra ha sido tan cierta la afirmación de Ortega, de que la solución para España era y es Europa), abrirán un período casi radicalmente diferente al actual. Las elecciones de 2023 lo serán de dos alternativas que no coinciden en nada, ni tan siquiera en lo que se ha dado en llamar consensos básicos constitucionales.

La izquierda es el PSOE, que, como siempre, resulta inabordable, no hay forma hasta el presente de acabar con la primacía que ostenta ininterrumpidamente, acompañado de lo que resulte de la operación que ha puesto en circulación Yolanda Díaz, con la pretensión de englobar a Podemos, Más País y determinados partidos nacionalistas periféricos. Se trata de otra izquierda que ha entendido que hay que jugar al posibilismo, siempre más radical que el PSOE. Dos candidaturas, no hay que dar facilidades al enemigo. En el otro lado PP y Vox; ahí, en el campo de las derechas, la batalla entre hermanos separados se anticipa cruenta: la extrema derecha atisba posibilidades de crecimiento importante, todavía no detectadas por las encuestas; el PP, perdida la brújula ideológica, sin saber dónde situarse, teme lo que es y pretende ser Vox; conoce que para gobernar tendrá que ser con ese partido, que ha hecho saber que estará, que no se conforma con apoyar. Le hará al PP, de dar los números, lo mismo que Podemos obligó al PSOE. Hay diferencia sustancial: los morados, a pesar de llamativos aspavientos, no se han salido del circuito constitucional; Vox aspira, al igual que la extrema derecha europea, a modelo distinto, a cambio que nos aleje del imperante desde 1978. Sus proclamas de fidelidad constitucional son falaces., pretende vaciar la Constitución por la vía de los hechos de las pulsiones progresistas que en ella se amparan.

Febrero de 1936: derechas contra izquierdas, Frente Popular contra la alianza de las dispuestas a todo derechas hispanas; 2023: PP y Vox a doblegar a las disolventes izquierdas. Y a todo eso el nacionalismo catalán y vasco aguardando alarmado, fuerte en sus territorios, el incierto desenlace, que les concernirá tanto como a los demás. Es probable que de ellos dependa la futura mayoría.

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