Herbert George Wells, más conocido como H. G. Wells, fue un escritor y novelista británico. Wells fue un autor prolífico que escribió en diversos géneros, como ciencia ficción, docenas de novelas, relatos cortos, obras de crítica social, sátiras, biografías. Una de sus novelas de gran éxito fue La máquina del tiempo, la cual ha sido llevada al cine en varias ocasiones. La posibilidad de viajar en el tiempo siempre ha sido un gran anhelo con el que el ser humano ha fantaseado.

Este preámbulo sirve para adornar la triste dinámica nacional e internacional de un revisionismo histórico peyorativo y sectariamente ideológico. Lo positivo del revisionismo histórico es encontrar la verdad en un devenir pasado, completar episodios o capítulos históricos y enriquecer la forma en que vemos los sucesos que han conformado nuestra realidad actual.

Mientras el propósito de esta corriente historiográfica sea saber más y entender mejor la historia, contará como una herramienta sistémica valiosa. Pero para lograr esto es necesario que los historiadores estudien e investiguen si bien, alejados absolutamente de las vorágines políticas.

Estamos en un momento en el que muchos quieren cambiar la historia. Quisieran viajar en la maquina del tiempo no para realizar un revisionismo académico y riguroso, sino para distorsionar absolutamente todo, para impedir por ejemplo, que los Reyes Católicos se casaran, que Colon descubriera América, o que Hernán Cortes conquistara México.

El alcalde de Medellín (Badajoz) Valentín Pozo, con muy buen criterio ha reclamado que los restos de Hernán Cortes regresen a España, ante la ola antiespañola y el riesgo de que sean profanados. Ciertamente, se han derribado estatuas, se han destruido monumentos etc., en un estúpido y estéril viaje en el tiempo, tratando de reinterpretar la historia pasada con la mentalidad y realidad actual o infectando aquellas con mezquinos, interesados y distorsionados intereses políticos y económicos.

Esto también tiene sus efectos en España, llegando a límites absolutamente absurdos, como es el caso del municipio tarraconense de San Carlos de la Rápita, donde el alcalde de ERC someterá a referéndum la supresión del nombre de San Carlos, porque lleva nombre de Rey. Efectivamente, la máquina del tiempo debería estar en marcha para impedir que el Rey Carlos III tuviera la iniciativa y ordenara construir en su momento uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, y estableciera los cimientos para que esta población sea una realidad actual.

Aquí en Mallorca, el viaje a través del tiempo podría llevarnos a impedir que Jaime I conquistara Mallorca, de tal guisa que siguiera siendo Medina Mayurka, para mayor gloria de Alá, aunque entonces no sé qué harían los nacionalistas con los inventados Países Catalanes a falta de Mallorca. El historiador Javier Tusell, al abordar el «revisionismo histórico español», diferencia entre el «revisionista» que «no parte de preguntas, sino de seguridades o presunciones. No acude a las fuentes primarias, sino a las secundarias que pretende elaborar con originalidad»; y el historiador que «parte de unas fuentes primarias y logra una interpretación original que se escribe en el hipertexto de nuestros conocimientos y que sin duda será objeto de reconsideración».

O lo que es lo mismo, establece la diferencia entre el revisionismo como corriente hacia el conocimiento frente a un mal denominado revisionismo cuya finalidad es la manipulación o la tergiversación de la Historia. Sin embargo, uno no deja de emocionarse al leer esta noticia: 20.000 maoríes celebran el Día de la Hispanidad

Un joven segoviano llegó a las costas de Nueva Zelanda en 1835. Más de 185 años después, sus descendientes siguen celebrando su herencia hispana. Manuel José de Frutos, llegó a Nueva Zelanda con un barco ballenero y hizo lo que todos los españoles hemos hecho siempre, mestizarnos, aprender y enseñar.

Viajar en el tiempo, al pasado, quizás nos permitiría observar nuestros errores, pero sin lugar a dudas podríamos comprobar la extraordinaria, inigualable y única luz histórica de España, que por siempre alumbró al mundo. España que fue un imperio cambió radicalmente la visión del mundo, impregnando de su cultura y su impronta a todos los rincones del globo pese a que ahora intenten borrarla o distorsionarla. Dio su nombre a grandes ciudades como Los Ángeles, San Francisco, San Diego. Descubrimos el Océano Pacífico y hace más de 500 años ya teníamos relaciones con China.

«Los españoles tuvieron una clara superioridad sobre los demás pueblos: su lengua se hablaba en París, en Viena, en Milán, en Turín; sus modas, sus formas de pensar y de escribir subyugaron a las inteligencias italianas y desde Carlos V hasta el comienzo del reinado de Felipe III España tuvo una consideración de la que carecían los demás pueblos». Voltaire.

Resulta doloroso e incomprensible que nuestra rica diversidad se utilice para negarnos a nosotros mismos, qué hemos sido, qué somos y de dónde venimos. No es necesario viajar en el tiempo para cambiar nada. Viva España eterna en la memoria.