Leyendo las enmiendas del partido popular al Proyecto de ley de educación de Baleares sorprende el alegato que hacen sus señorías de la cultura del esfuerzo, muy preocupados por vincularlo al éxito académico, sabiendo como saben que nada tienen que ver. Con esta última afirmación dejo caer la hipótesis de mala fe en esta acción ya que al PP se le presupone comprensión lectora y conocimiento de los estudios internacionales.

¿Y qué dicen estos estudios? Que los índices de rendimiento educativo están estrechamente relacionados con la desigualdad de renta: a más desigualdades, peores resultados. O sea, que las condiciones del hogar condicionan el éxito escolar. También nos dicen los datos que en los países desarrollados la pobreza infantil sigue constante y que la supuesta superación de la crisis económica del 2008 no fue capaz de nivelar los índices de bienestar de la población en edad escolar.

El Informe Juventud en España 2020, que presenta una radiografía general de los intereses y problemáticas que atañen a la juventud después de la década de los recortes, concluye, como era de esperar, que es la clase social y el nivel socioeconómico y educativo de los padres el mayor determinante del éxito académico de hijos e hijas. ¡Sorpresa! Esto es, que los niños y las niñas rinden más en el colegio si sus padres gozan de rentas más altas y de un mayor nivel de estudios. Quién iba a decir que si vives en un hogar con habitación propia, luz, agua corriente y caliente y calefacción, con material escolar, en un hogar confortable, puedes estudiar mejor.

Sabemos que la pobreza no explica por sí sola los escasos resultados académicos, pero sí que engloba el conjunto de variables que participan en el hecho educativo. Las desigualdades se fijan en la infancia, mucho antes de que los niños cumplan la edad escolar. Es más, comienzan antes del nacimiento y los primeros años de vida son un período crítico para el desarrollo cerebral. A la edad de 3 años, los niños que proceden de entornos desfavorecidos pueden llegar a acumular una desventaja de hasta un año académico en comparación con niños procedentes de hogares más privilegiados.

Una lectura diferencial de estos datos concluye que en Baleares contamos con el mayor nivel de desigualdad social de toda Europa, lo que nos induce a pensar que el fracaso del monocultivo económico y las pésimas condiciones laborales que conlleva no solo se ceba en las familias, sino en el futuro de nuestros hijos e hijas.

El PP no discute los datos, conoce cómo se cosechan y analiza. Lo que pasa es que los obvia, los invisibiliza e intenta sustituirlos por el discurso clasista afirmando que los que no triunfan es porque no se lo merecen. ¡Haberse esforzado más!

Desde Unidas Podemos no solo conocemos los datos, sino que los analizamos, y actuamos en base a ellos. En negociaciones de último momento hemos conseguido la gratuidad del material escolar para familias vulnerables en la futura ley de educación, convenciendo al PSOE, pero seguiremos luchando por una educación gratuita para todas las familias. Ahora además con el acuerdo de vivienda el futuro parece un poco más luminoso. Démosles a nuestros niños las condiciones necesarias para que triunfen, lo harán. En beneficio, después, de todo el país.