La semana pasada la consellera Mae de la Concha compartió en Somiedo (Asturias) cartel con los consejeros del mismo ramo de Asturias, Cantabria, Castilla La Mancha, Canarias y Castilla y León. Un cartel de lujo para celebrar el 30 cumpleaños del Programa LEADER en España. LEADER es el acrónimo en francés de la expresión «Relaciones entre Actividades de Desarrollo de la Economía Rural» con la que un grupo de funcionarios de la Comisión Europea bautizaba esta idea que nacía en el año 1991. Son los mismos años que este articulista lleva comprometido «Por un Mundo Rural Vivo», y no es casualidad porque muchas de las personas de mi generación que seguimos en este asunto, nos «fogueamos» poniendo en marcha los primeros programas LEADER en España.

LEADER nació con la idea de aprovechar toda la energía positiva y los recursos con los que contaban los territorios rurales para definir su propio futuro. LEADER nació pensando en la capacidad de movilización de todas las personas que en un territorio se ven con ganas de luchar por su pueblo, reuniendo a todos los actores sociales, económicos y políticos del territorio, superando el localismo rural y avanzando hacia estrategias comarcales. LEADER es la idea que plasmaba la aplicación de un modelo de desarrollo endógeno, local, participativo, comunitario y sostenible, y que refuerza la democracia económica desde abajo. En definitiva, representa un auténtico milagro de la política europea de una enorme potencialidad si las administraciones lo sabemos entender.

Pero sin duda, el programa y la metodología LEADER debe enraizarse en cada territorio rural para ser fiel a sus principios. La estrategia a desarrollar no puede ser la misma en la montaña palentina, que en la Sierra del Segura de Albacete, que en las Comarcas del Pla i Llevant o Serra de la Tramuntana de la isla de Mallorca. La estructura social y económica es radicalmente distinta, los problemas y los retos absolutamente diferentes, y las carencias y potencialidades nada tienen que ver.

LEADER es una medida obligatoria dentro del Pilar de Desarrollo Rural de la PAC y las Comunidades Autónomas tenemos la obligación de destinar a ella al menos el 5% de los fondos FEADER, a los que sumamos otro 20% de cofinanciación procedentes en este caso del Govern Balear y del Ministerio de Agricultura. La medida la ejecutamos a través de Grupos de Acción Local que deben tener una composición públicoprivada lo más plural posible, pero siempre garantizando que el 51% de los votos están en manos de los agentes sociales y económicos, siendo los votos públicos minoría. En el periodo que ahora termina, el LEADER de Baleares ha estado financiado con 7,23 Millones de euros que han sido gestionados por tres grupos: la Asociación Mallorca Rural, la Asociación para el Desarrollo Rural de Menorca, y la Asociación para el Desarrollo Rural de Ibiza y Formentera.

La difícil realidad del sector primario en Illes Balears hizo que la base de la Estrategia de Desarrollo Local de los tres grupos del archipiélago estuviera en impulsar proyectos innovadores y proyectos de dinamización del sector agroalimentario. En breve habrá que empezar a definir el próximo Programa LEADER 2023 - 2027. Habrá que darle una nueva vuelta de tuerca a la iniciativa para consolidarla como modelo de trabajo. Desde mi experiencia las claves están claras: un Grupo de Acción Local cohesionado y con un «Grupo Motor» de entidades y personas que esté dispuesto a exprimir todas las posibilidades. Un equipo técnico que funcione con una clara vocación dinamizadora de ideas y con capacidad para ponerlas en marcha. Elaborar una Estrategia de Desarrollo Local lo más apegada a la realidad posible, pero dispuesta a explorar posibilidades sin miedo. Por último y no menos importante, una administración agraria autonómica que se fíe de los grupos, que «incordie» lo menos posible, y que anime a desarrollar todas las ideas por muy peregrinas que parezcan. El LEADER está para inventar con cabeza.