De tener dos locales de restauración con diecinueve trabajadores antes de la pandemia, a tener uno solo, donde trabajan ahora sólo él, su mujer y su hijo. Un negocio que desgraciadamente cerrará de manera inminente. Es el testimonio que me contaba hace sólo un mes Paco, un pequeño empresario de Palma. Uno de esos pequeños empresarios que se ha sentido abandonado por las administraciones, sin haber podido optar a ayudas por los requisitos y la excesiva burocracia, que no entra en las estadísticas de las que presume la presidenta del Govern, Francina Armengol, que no sale en sus fotos ni está en sus reuniones, pero que, sin embargo, representa la realidad de miles de pequeños empresarios y autónomos de Baleares, más allá de la zona de confort de la presidenta y más allá de las paredes del búnker del Consolat.

A miles de ciudadanos de estas islas como Paco, la presidenta Armengol no les ofrece otra cosa que su propaganda y resignación. Los que han renunciado, que se han rendido, que se han quedado sin ideas, no pueden ofrecer ilusión, a lo sumo repetir las mismas promesas que los últimos seis años. ¿Recuerdan el nuevo Son Dureta?

Además de la regulación de los precios de los alquileres, en un ataque frontal a la propiedad privada y que sólo constata el fracaso de la política de vivienda del Govern, Armengol anunció en el último debate de política general reservar pisos de alquiler social para los jóvenes. ¿De verdad? ¿Ni empleo de calidad, ni posibilidad de compra de vivienda en propiedad? ¿Aspirar a una vivienda de alquiler social es la única perspectiva de futuro que la presidenta ofrece a los jóvenes de Balears?

Frente al desánimo, al desgaste y la desgana que desprende la presidenta Armengol y el actual Govern, desde el Partido Popular pensamos que hay soluciones, que se pueden tomar medidas para impulsar la economía y recuperar con la máxima celeridad las máximas cotas de bienestar, que se pueden tomar medidas para rebajar el precio de la luz, que hay políticas que pueden revertir el aumento del precio de la vivienda, que se pueden bajar impuestos y mantener los servicios públicos, que las administraciones se lo pueden poner fácil a los ciudadanos. Y lo queremos demostrar.

El pasado 24 de julio los afiliados del Partido Popular de Baleares confiaron en mí para liderar el partido con la vista puesta a recuperar las instituciones en 2023. Y lo que me he encontrado en estas semanas es un partido motivado, con ganas de trabajar, de seguir ofreciendo soluciones, con el pulso de la calle, un partido moderno que quiere mirar al presente y al futuro, a Europa, pero sobre todo, un partido con ilusión.

La pandemia, el confinamiento y las duras restricciones nos obligaron a todos a aparcar no sólo nuestro día a día durante muchos meses, sino nuestros planes y nuestros proyectos de presente y de futuro, y todo ello ha llevado a un importante estado de desánimo en la sociedad. Por ello, no podemos permitir que Armengol hunda aún más a nuestra sociedad en la resignación. Pero no he venido a confrontar con Armengol, vengo a arrimar el hombro y ofrecer a los ciudadanos un proyecto de ilusión. Es la hora de recuperar la ilusión.