Recordarán el episodio de los 300 espartanos que se enfrentaron al ejército de rey Jerjes en el Paso de las Termópilas. Aquí no son 300, son 688 los jóvenes agricultores y agricultoras que desafían la historia con alta dosis de valentía y de ilusión. El tono épico puede parecer exagerado, pero pregunten a cualquiera de ellos por su historia. 688 es el número de jóvenes que dieron el paso entre los años 2016 y 2020 para incorporarse en esta profesión. Merle, Jordi, Ignasi, María, David, Miquel, Omar, Jeroni, Mercè y Tomás, son los 10 primeros nombres de la lista de 74 jóvenes beneficiarios de la ayuda de incorporación de 2020. De todos ellos, 487 lo hicieron con el apoyo de la Conselleria y 201 lo hicieron sin ninguna ayuda. Estos datos son todo un hito en la evolución del sector primario de las Illes Balears, tanto si lo comparamos con los 318 que se incorporaron en el periodo anterior, como si lo valoramos en relación al objetivo de 325 que nos marcamos como meta inicial para este periodo y que claramente se han superado. Si en el año 2016, tan solo contábamos con 700 jóvenes agricultores o agricultoras en Islas Baleares, los datos de 2021, superarán seguro los 1.100 activos, acercándonos por fin al umbral medio estatal.

Todos los datos son alentadores. El Gasto Público Programado inicialmente en la medida de incorporación de jóvenes fue de 7,6 M€ hasta el 2020, pero la demanda fue tanta, que hemos acabado este periodo de PAC con un Gasto Público Total Comprometido de 18,5 M€. Este esfuerzo público ha sido correlativo a su esfuerzo particular. Mientras que en el periodo anterior, la inversión media por proyecto era de 50.500 €, en este periodo, la inversión media por joven ha crecido hasta los 80.518 €, de los cuales, la subvención ha cubierto, de media, 41.000 euros. El esfuerzo público también se refleja en el grado de cobertura de la medida. Los datos del Ministerio por Comunidades Autónomas indican que el 69,9% de los jóvenes que se incorporan al campo en Islas Baleares cuentan con algún tipo de apoyo público, siendo el índice más alto de España y siendo la media estatal de 42,2%.

Pero si hay algo especialmente esperanzador es que hablamos de explotaciones mucho mejor dimensionadas económicamente y con una estructura productiva mucho más sólida y rentable. Los jóvenes agricultores de Illes Balears declaran mayor porcentaje de ingresos agrarios que sus mayores, y para el 44% de estos jóvenes, más del 80% de sus ingresos proceden de la agricultura, lo que es indicador de mayor profesionalidad. Mientras que la superficie media de una explotación de Islas Baleares está en las 16,6 ha, las explotaciones de los jóvenes se acercan a las 32 ha lo que indica una mayor capacidad de producción. De igual forma tienen mayor dimensión económica y declaran un valor de la producción más del doble de la media del resto de las explotaciones.

Estamos ante una «Nova Pagesia». El perfil claramente lo indica. El 33% de las personas que se incorporaron no tenían vínculo familiar previo con la agricultura, otro 20% sí lo tenía pero había saltado una generación, y el otro 46% asumieron la explotación que venía de la familia. Más del 50% procedía del sector de los servicios, y cerca del 50% tienen estudios universitarios. El 38% se incorporan directamente en producción ecológica y otro 31% transitan hacia ella en el segundo año de su incorporación.

Los pasos concretos que tenemos para la siguiente PAC son claros. En primer lugar, seguir apoyando la senda en el número de incorporaciones. Es necesario continuar flexibilizando las medidas para dar cabida a los nuevos perfiles que se incorporan y que no siempre tienen tradición familiar agraria. En segundo lugar, poner en marcha un sistema de asesoramiento y tutorización de los y las jóvenes desarrollando la idea del «Pagès Tutor». Por último, recuperar la medida histórica del apoyo a la transmisión de la explotación de un pagès que se jubila a un joven pagés que se incorpora. Así no serán 688, serán 1.000.