El Debate de Política General celebrado esta semana en el Parlament apenas ha aportado novedades significativas y, lo que quizás es más preocupante, ha transcurrido en un tono bastante distante en relación al devenir cotidiano de la ciudadanía. Ha sido un debate formal, de trámite, en el que ya se han percibido las primeras brisas electorales. Los portavoces, al subir a la tribuna de oradores, se han ocupado de forma preferente de establecer posiciones políticas antes que de adoptar compromisos en base a propuestas concretas y próximas en su ejecución.

De las dos sesiones parlamentarias y, sobre todo del discurso inicial, queda la impresión, bastante generalizada, de que la presidenta adoptó un tono triunfalista en exceso atribuible a un aislamiento político y de gestión alejado del pálpito ciudadano. En efecto, Francina Armengol se atribuyó casi en primera persona un cúmulo de méritos que no se pueden circunscribir solo a la acción de Govern que le compete. La presidenta fijó la duración de la crisis económica en el plazo de dos años, frente a los diez años del crack de 2008, pero obvió las alianzas y colaboraciones imprescindibles para que ello se produzca.

Si en 2021 ha podido iniciarse la remontada ha sido también porque las compañías hoteleras han arrimado el hombro y debido a que factores externos procedentes de los mercados emisores han adoptado decisiones propicias para los intereses de Balears y han contribuido a la existencia efectiva de una temporada turística que en sus inicios estaba en la cuerda floja. A este archipiélago le ha ido muy bien que el Reino Unido le mantuviera la calificación ámbar y que Alemania se haya limitado a desaconsejar, pero no prohibir, el viaje a las islas. Es verdad, por otro lado, que esto en parte ha sido posible por el trabajo y la capacidad de negociación del Ejecutivo autonómico, al igual que ha ocurrido con los fondos europeos o los ERTE.

Los logros alcanzados tienen bastante que ver, por otro lado, con los avances del proceso de vacunación, si bien en este apartado hay que tener en cuenta un balance ambivalente. Balears continúa en la cola en cuanto al número de personas inmunizadas pero, por otro lado, es la comunidad que registra menos mortalidad.

Nada hubiera sido posible tampoco sin el esfuerzo y la contribución del sector sanitario. La entrega y generosidad de los sanitarios han permitido que el sistema soporte la carga de estrés derivada de la pandemia. Urge aplicar el anunciado plan de choque contra las listas de espera.

El golpe de efecto guardado por Armengol para el último momento es relativo, pero logró descolocar un tanto a la oposición. Una presidenta que ha rebajado de forma considerable su tono reivindicativo rescató, como han hecho sus predecesores, el tranvía del aeropuerto y ahora también de Son Espases y la recurrente compensación de la insularidad nunca satisfecha de manera justa. En estas cuestiones depende de Pedro Sánchez, pero tuvo la habilidad de embarcar a sus socios en una misma comisión bilateral que les llevará de forma conjunta al éxito o fracaso.

La líder de la oposición, Marga Prohens, habló por persona interpuesta. Toni Costa no dibujó alternativa clara en su estreno en un gran debate como portavoz parlamentario del PP. Una carencia que dejó la evidencia de unos reproches a la presidenta también atribuibles a los gobiernos de su partido.