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Jose Jaume

Desde el siglo XX | Pablo Casado no explica nada y lo da todo por explicado

El presidente del PP, de vacaciones, se pasea por el centro de Palma visitando comercios para ofrecerles su retórico apoyo, al tiempo que rehuye rendir cuentas

El presidente del PP, Pablo Casado, paseando por el centro de Palma Manu Mielniezuk

Displicencia. Cinismo. No cabe otra apreciación a lo afirmado por Pablo Casado sobre el jolgorio de fin de semana del 20% de los diputados del Grupo Popular en el Congreso, viaje pagado a cargo de la Cámara legislativa con burda excusa de asistir a la búlgara entronización de Marga Prohens como presidenta del PP balear. Aplausos y selfis para disfrutar, acompañados de las familias, de sábado y domingo de julio en Mallorca. Pillado el PP en pillada abiertamente inmoral, se da el lujo de afirmar, ante las indagaciones de los periodistas (véanse las ediciones de Diario de Mallorca del viernes y sábado de la pasada semana), que el PP no tiene que entrar en detalles sobre el modo de pago del viaje de su parlamentarios, entre los que se hallaban Pablo Casado, Teodoro García Egea y Cuca Gamarra, la plana mayor. No ha sido suficiente, porque el presidente nacional, ayer, nuevamente en Diario de Mallorca, manifiesta que está todo explicado. Casi carece de importancia que no se haya explicado nada sobre el colectivo viaje vacacional de sus señorías. Lo que enerva más de lo deseable es que Pablo Casado nos tome por imbéciles, que el PP considere que somos algo así como colección de imberbes mentales a los que no es necesario ofrecer detalles, explicaciones, de su desaprensiva actuación, que será habitual, legal, común a todos los partidos políticos, pero no por ello menos condenable por el uso espurio hecho de fondos públicos.

El señor Casado, que dice haber llegado a la política para regenerarla y regenerar al PP, ofrece imagen que en los tiempos en los que José María Aznar, caro mentor, preparaba su asalto al Palacio de la Moncloa, daba el hoy vetusto Javier Arenas, con escaño permanente en el Senado. Decía Arenas Bocanegra armado de desparpajo inigualable: «el PP es incompatible con la corrupción». Estaba por llegar y saberse lo que arribó y se supo. Pero desde la sede de la madrileña calle Génova, en la que todavía no se ha iniciado la mudanza, se nos aclara que el PP no entra en detalles. Lo que no podía esperarse es el desprecio o inconsistencia que exhibe Pablo Casado al despacharse con que está todo explicado. Se pasea por Palma, nuevas vacaciones, parece que más prolongadas, después de la francachela del 24 de julio, ofreciendo apoyo al comercio ante lo mal que lo está pasando por la pandemia y la subida de la luz. La retórica siempre sirve para apañarse cuando hay que hacer declaración con la que salir del paso. Caras de satisfacción de los prebostes del PP de Mallorca al lado del líder supremo: Prohens, Galmés, Martínez. Tópico. Común a las formaciones políticas. Es otra de las carencias de la que la clase política española adolece sin darse por enterada: sumisión al dirigente máximo. Declaraciones que no eluden argumentario que se remite desde las direcciones nacionales. Menos originalidad imposible. Más impostación tarea difícil.

Retornemos a lo que nos ha ocupado esos días: 20 diputados del PP se desplazan a Mallorca para asistir a un acto político. Lo hacen a cuenta de los fondos del Congreso. Llegan. Aplauden. A disfrutar. En eso consiste el acto político en el que no hay lugar ni para debates y mucho menos sorpresas. Ser elegido con más del 99% de los votos, en el caso balear elegida, es, se mire por dónde se quiera mirar, flagrante anomalía que hace dudar sobre el funcionamiento interno del partido. En organización democrática no se alcanzan tales estrambóticos porcentajes. Existe debate. Confrontación. No se supera el 99% de los votos a favor de una candidatura. Sucede en Corea del Norte. En China. Ocurrió en la España del general Franco, sobre el que tan renuente es el PP de Casado a expresar condena sin aditivos. Ni tan siquiera latinoamericanos de la catadura barriobajera de dictadura bananera como el venezolano Maduro o el nicaragüense Ortega se atreven a acarrearse el 99% largo de los votos. Viajes gratis todos los que les vengan en gana.

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