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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

El odio a bicicletas y patinetes eléctricos: prioridad al peatón

En nombre de los viandantes, sujetos ignorados por los munícipes de Palma, es hora de decir hasta aquí hemos llegado; las aceras deben ser de su titularidad, su territorio

El odio a bicicletas y patinetes eléctricos: prioridad al peatón.

Se da por sabido que el peatón, usuario habitual del coche de San Fernando, que un rato va a pie y otro andando, deambula, transita o se afana por las aceras teniendo cierta seguridad de que no corre peligro de ser arrollado por vehículo alguno. Con los automóviles es casi certeza, que se cumple salvo accidente. Ocurre que en Palma (no vayamos a indagar lo que acontece en otras ciudades) aceras y calles peatonales se han transmutado en pistas por las que bicicletas en manos y pies de desaprensivos y patinetes eléctricos, en los que semovientes ejercitan carreras de velocidad, colocan al peatón en situación de padecer embestida saldada con algún hueso roto si es que el atropello no adquieren mayor gravedad. Las denuncias se suceden. En el Ayuntamiento se ignoran. Para el beatífico alcalde José Hila el asunto no requiere, o así parece, atención y tomar medidas. Cort es culpable directo por haber situado determinados carriles para bicicletas y patinetes en medio de aceras y zonas peatonales. Tomemos como ejemplo la plaza de España (su carril bici es otra brillante iniciativa del PP) y la calle Balmes. En ellas discurrir por la acera o el perímetro de la plaza deviene en temeridad, a poco que se apodere de uno el despiste (me sucede con demasiada frecuencia) el susto es lo mínimo que caerá sobre su cabeza: soportará insultos e improperios por parte del esforzado ciclista o el desatado patinetista que consideran invadido su campo de actuación.

Ciclistas y patinadores (no todos, lo damos por sabido) han adquirido condición de depredadores del peatón. Cunde sensación de que salen de caza, que van a cobrarse pieza, sin atender a las consecuencias. Algún patinete, con dos australopithecus sobre la plataforma, se permite, en exceso que hace competencia desleal a los practicantes de la carrera por la depredación, arrear palmada al peatón, que se ve en la tesitura de realizar acrobática finta para evitar ser cazado. La risotada de los semovientes es perfectamente audible.

El futuro pasa por sacar al automóvil de las ciudades, por reducir drásticamente el impacto que originan, esencialmente la contaminación. Bicicletas, patinetes, están aquí. Suyo es el inmediato futuro. Indiscutible. Progreso evidente. Lo que ser no lo ha de ser a costa del peatón. Las aceras les pertenecen, no pueden ser compartidas por bicicletas y patinetes, que, aunque lo dispongan ridículas ordenanzas municipales en vigor, no las respetarán, harán lo que vienen haciendo, utilizaran sus conquistados territorios para echar de ellos al peatón. ¿Será capaz de entenderlo el actual Consistorio de Ciutat y los que estén por llegar? Nuevo ejemplo, a fin de que el alcalde Hila sepa a qué atenerse, en la calle Olmos, que fue peatonizada con la enemiga de los comerciantes, cómo no iban a oponerse dada su preclara previsión de futuro, patinetes, bicicletas, también monopatines, baten marcas de velocidad deslizándose hacia la Rambla. Si se llevan a alguien en el trayecto. Un mal día.

La mención a la oposición que hubo a la peatonización de Olmos viene al caso por a lo que estamos asistiendo en la zona de Bonaire, donde, esa sí, acertada decisión de Cort, topa con ofuscada oposición del comercio, que no quiere que se pongan obstáculos a los coches. Que las cosas sigan como están aduciendo que para sus negocios será altamente perjudicial la restricción en trance de aprobarse. No aprovechan las lecciones que ofrece la historia de Palma. No hay forma de que el sesgo anticuado desaparezca en Bonaire, deje de limitar la visión de sus comerciantes. Recordémosles que allí donde se ha peatonizado han florecido. No les vale ventear la calle Velázquez, lugar maldito, sin que esté esclarecida la causa, antes, durante y después de proceder a su peatonización.

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