La conferencia de presidentes de comunidades autónomas celebrada el pasado viernes en Salamanca ha supuesto la recuperación del necesario diálogo y sentido institucional que había sido interrumpido de forma presencial debido a la pandemia. Poner en práctica actuaciones de cogobernanza resulta positivo, mucho más si esta interconexión entre los organismos del Estado con responsabilidad directa en la gestión pública, va acompañada de previsión y programas de actuación. La falta de agenda ha sido precisamente el punto débil del encuentro salmantino. Muchos presidentes autonómicos se han quejado de que, con la convocatoria, el Gobierno solo perseguía una foto y una imagen de conjunto. Pero a pesar de ello, han acudido a la llamada en honor a la trascendencia del momento.

La única excepción la ha protagonizado el presidente de la Generalitat de Cataluña. Desde el punto de vista de los intereses de Balears, la ausencia de Pere Aragonès no es una buena noticia porque debilita un eje mediterráneo que necesita adquirir mayor trascendencia dentro de la movilidad y el mercado europeo.

La presidenta del Govern ha sabido aprovechar la conferencia de Salamanca para, por lo menos en un plano teórico que necesita concretarse en hechos, actualizar viejas reivindicaciones de siempre y aportar nuevos retos a los que se enfrenta Balears. La asignación específica de los fondos europeos es la cuestión que ahora mismo inquieta más a los presidentes autonómicos. El archipiélago balear se verá favorecido con ellos, pero también hay que dejar claro que se trata de una aportación coyuntural que no puede usarse para mantener en el olvido las deudas pendientes.

Francina Armengol ha sacado a colación en Salamanca la problemática de la superpoblación y reto demográfico a la que se enfrentan ya hoy estas islas. En lo que va de siglo los habitantes de Balears han aumentado una media del 31%. Hablamos de la comunidad que más aporta a las arcas del Estado pero que desciende hasta la séptima u octava posición cuando se trata de recibir ayuda estatal. También hablamos de la región española que durante la pandemia ha visto reducido su PIB en un 24%, porque está entregada a un monocultivo económico llamado turismo.

Lo destapado por Armengol viene a poner sobre la mesa una dicotomía entre la España vacía y la España llena que debe ser afrontada sin demora y mucho más allá del color político de cada momento y lugar.

En estas condiciones, el Govern aboga ahora para las islas por destinar los fondos europeos que le lleguen a inversiones en servicios básicos como la depuración de aguas y la vivienda pública. La crisis actual ha demostrado, más que nunca, que se deben priorizar estrategias capaces de diversificar el modelo económico y dedicar esfuerzos concretos a investigación, desarrollo y modernización tecnológica.

Falta el compromiso de los hechos concretos. También el viernes, el senador en representación autonómica, Vicenç Vidal, denunciaba que ni siquiera se ha convocado la comisión bilateral del REB acordada para el segundo trimestre de este año. La parte fiscal del régimen especial sigue siendo la gran asignatura pendiente a la que se le cuelga cualquier excusa o pretexto para ser postergada.