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Elena González

La Eivissa de «estilo antiguo»

Son chabolas y pocilgas y las venden como una «experiencia ibicenca de estilo antiguo». La verdad es que la gente de esta tierra no gana para insultos. Eivissa fue muy pobre pero en los corrales se metía a los animales y nunca a los invitados, como predican los modernos «anfitriones» new age de Airbnb. Había dignidad. Toda la que les falta a las muchas garrapatas que arrastran por la porqueriza la imagen de la isla ante la impotencia de quienes sí la aman y la ven rebautizada, agredida, ordeñada por una legión de espabilados. Ayer mismo, una trabajadora de Can Misses me comentaba que «han soltado al rebaño y ha entrado avasallando», pero yo creo que los peores ya estaban, o hacían la temporada, aquí. Son los de los ‘tipis’ pero también los que se lucran con los pisos patera. Los que organizan las fiestas ilegales y los que les alquilan las villas para ello y cierran los ojos. Los taxistas pirata y los piratas del mar. Los que extorsionan a sus inquilinos para meter turistas. Los que te roban el descanso porque sus ‘clientes’ «están de vacaciones» y tú no tienes derechos. Los de siempre. Con y sin covid. Y estamos muy hartos y aburridos de denunciar la impunidad con la que todos estos impresentables se montan el chiringuito año tras año sin que nadie los frene. El descontrol de Eivissa da vergüenza sí, pero mucho menos que la inoperancia de quienes deberían frenarlo, y aún discuten cómo hacerlo.

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