Diario de Mallorca

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Lo importante es dar con la expresión adecuada. Ya lo dijo, mucho mejor, Lewis Carroll en su Alicia cuando ésta discute con Humpty Dumpty, el huevo sabihondo, acerca del significado de las palabras. ¿Quieren decir lo que dicen o lo que yo quiero que digan? El régimen franquista lo tuvo muy claro y, así, inventó las maravillas aquellas de la democracia orgánica, que es lo mismo que democracia sin democracia, y los sindicatos verticales en los que caben todos: desde los obreros al consejo de administración.

Andábamos dándole vueltas al proceso soberanista, el diálogo entre sordos y la cuestión nunca resuelta de quien roba a Cataluña, que se dejó de lado en cuanto averiguamos que era Jordi Pujol, sin que nadie se percatase de que lo que hacía falta era dar con las dos palabras, sustantivo y adjetivo, precisas. Pero ya las tenemos. Aparecen en la ponencia marco preparada para el cuadragésimo congreso federal del Partido Socialista que se celebrará en Valencia en el mes de octubre. Si el presidente Sánchez, de campaña, hablaba de la plurinacionalidad, dejó de hacerlo al asaltar la Bastilla y nos veíamos faltos de apoyo retórico. Surge ahora mediante la fórmula de la España Multinivel. Lo difícil, que es inventar las palabras, está ya hecho. Falta ahora discutir cuál es su significado.

En parte aparece sin más que constatar que la ponencia habla de la España multinivel moderna. ¿Como alusión implícita a otros niveles múltiples que se entierran en el pasado o lo de la modernidad se asocia al propio país? Será más bien lo segundo porque yéndonos hacia atrás lo de multinivel no aparece. ¿Se imaginan ustedes a los autores del Siglo de Oro usando expresiones de ese estilo? Habida cuenta de que el multinivel entra en oposición dialéctica con neocentralismo, como si fuese su opuesto o, incluso, su alter ego, queda claro que quienes tienen que modernizarse somos nosotros. La España multinivel es la que dispone de cauces democráticos de diálogo y pacto en el marco de la ley (cito de forma textual) para dar salida a situaciones como la de Cataluña. A ver si se enteran los de las Cortes de Cádiz.

Niveles, como pobres y ricos, los ha habido siempre. De hecho de eso va la cosa: de establecer a qué lado de la frontera quedarán los del nivel superior y dónde tendrán que resignarse a estar aquellos a quienes les toque el de abajo. Sin semejante dilema no existirían ni el proceso soberanista ni el rifirrafe del diálogo que nunca llega porque, en contra de lo que dice la ponencia de marras del multinivel, para dialogar hay que hablar el mismo idioma. O no; todo depende del significado de las palabras, que parte ya de las dudas acerca de qué significa eso del diálogo. Pues bien, ya nos lo dejó muy claro Humpty Dumpty de la mano de Lewis Carroll: no nos detengamos en minucias. Lo importante es saber quién manda.

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