A. Judas Moreno S.J. Palma
El Papa Francisco, el primer Papa jesuita de la historia, con motivo de los 500 años de la herida que san Ignacio de Loyola sufrió en la defensa de Pamplona, ha declarado un año jubilar ignaciano, desde el 20 de mayo del 2021 al 31 de julio del 2022.
Fue durante la convalecencia de esta herida cuando Íñigo de Loyola inició el proceso de su conversión de una vida cortesana y caballeresca a una vida entregada a Jesús y al prójimo. Sus reflexiones iniciaron lo que se conoce como Ejercicios Espirituales y a fundar años después la Compañía de Jesús o jesuitas. Todo ello desde las experiencias de la vida discernidas, examinadas y analizadas bajo el prisma de la fe y del seguimiento de Cristo.
Los jesuitas quisiéramos aprovechar este año jubilar («Ignatius 500») para discernir personal y corporativamente nuestro futuro en la Iglesia y en la sociedad, acompañados por aquellas personas, religiosas o seglares, que sintonizan con las vivencias y aspiraciones de san Ignacio. No es una tarea fácil, pero sí muy comprometida desde el presente y que se prolonga hacia el futuro.
El Papa Francisco nos ha marcado las metas a emprender y alcanzar. Las llamamos Preferencias Apostólicas Universales. Y son estas cuatro:
-Mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el Discernimiento. Ayudar a las personas a encontrar a Jesucristo y a seguirle.
-Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia.
-Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador.
-Colaborar en el cuidado de la Casa Común. Trabajar con profundidad evangélica, para proteger y renovar la Creación de Dios.
Es todo un reto que en Mallorca se está iniciando con la remodelación del Colegio Montesión…
Hay mucho que discernir, mucho que dialogar, mucho que hacer y comprometerse a la luz de estas Preferencias Apostólicas Universales.
