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Luis M. Alonso

Sol y sombra | El rasero de las dictaduras

La nueva portavoz del Gobierno ha evitado calificar a Cuba como una dictadura, pese a las reiteradas preguntas de los periodistas. Puede que Isabel Rodríguez se sienta atada para expresar su opinión en un Gobierno donde los socios niegan taxativamente que el castrismo reprime las libertades y es un régimen despótico abominable. No obstante, esa aceptación o no del totalitarismo en función de donde procede pertenece a una vieja desorientación reaccionaria de la izquierda de la que el PSOE no se ha podido librar del todo, ni siquiera sus militantes más socialdemócratas.

Las otras derivas más recientes, como bien explicó Félix Ovejero en su esclarecedor libro, incluyen ser comprensivo con la sinrazón religiosa, simpatizar con aquellos que quieren construir comunidades políticas sostenidas por el identitarismo nacionalista y mostrar una antipatía sin matices por los procesos globalizadores. Pero no haber aprendido todavía a definir con la misma contundencia a las dictaduras comunistas que a las del signo extremo contrario, fascistas, etcétera, es un viejo problema del galimatías ideológico en que se mueve una gran parte de la izquierda. Ello llevó a apartarse de sus filas durante el pasado siglo XX a muchos de sus intelectuales y simpatizantes, incapaces desde su honradez de entender el porqué de esta distinción a la hora de pronunciarse sobre los regímenes totalitarios.

La Cuba que en la actualidad vuelve a reprimir con violencia y saña a la oposición ha estado muchas veces en el núcleo de este debate. El centroderecha, en una especie de vigilia contestataria que no ceja, ha aprovechado también esta oportunidad para ahondar en las contradicciones de un Gobierno que, por un lado, condena la violencia ejercida contra las multitudinarias movilizaciones que claman por democracia en la isla caribeña, y, por otro, insiste en blanquear al castrismo rechazando que en Cuba haya una dictadura. ¿Qué es entonces lo que hay en Cuba desde hace alrededor de 60 años? ¿Qué cosa es la historia, pues?, que diría Cabrera Infante.

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