Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Núria Iceta

¿Qué tienen las librerías?

«Por fin he encontrado lo que quería hacer en la vida», me dice una librera que esta semana cumple 50 años y con la que he tenido ocasión de hablar estas últimas semanas. Hace unos meses, poco antes del confinamiento, se hizo cargo de la librería de sus padres en un pueblo de la costa. No para de decir que está aprendiendo, y que tiene muchos proyectos para la librería, un afán continuo de mejora. Su historia es única, como lo es la de cada uno de nosotros, pero la música de su historia me suena. Es asimilable a historias de otros libreros que he encontrado a lo largo de mi vida de editora. Escribo y les veo las caras. No son gente flipada, son gente muy trabajadora, que vende libro a libro, que crea lectores, uno a uno. Que saben cuánto cuesta levantar la persiana y que esto solo es el principio. Pero también saben que una vez dentro es fácil encontrarse a gusto y volver. ¿Qué tienen las librerías?

Quizás este es el espíritu que busca también Calonge, autoproclamada «pueblo de libros» con un ambicioso y estimulante plan para abrir en el pueblo un mínimo de siete librerías (en una antigua panadería, una tetería, una antigua farmacia...). Presentaron el proyecto a finales de mayo y pronto tenían más de 100 solicitudes de información. El Ayuntamiento da muchas facilidades a estos emprendedores librescos que quieran establecerse. ¿Reinventarse? ¿Cambiar de vida? ¿Abrir una segunda librería? Confieso que escucho el proyecto y me entran ganas. No son un caso aislado. En todo el mundo hay unas cuantas booktowns, desde la primera que se declaró en 1961 por iniciativa de Richard Booth, un vecino de Hay-On-Wye (Gales), que veía en los libros una oportunidad para llenar los numerosos edificios vacíos de su pueblo y dinamizar vida y economía. Decenas de librerías después, en 1988 tenía el lugar el primer Hay Festival, hoy un evento literario de referencia que se ha extendido también por todo el mundo. Los libros no hacen la felicidad, pero se acercan bastante.

Compartir el artículo

stats