Hay que felicitar a la pizpireta presidenta de la Comunidad de Madrid por su ocurrencia de crear la primera Oficina del Español y nombrar al frente a un político veleta y actor ocioso que obedece al nombre de Toni Cantó.

De ese modo, la comunidad que menos invierte en cultura por habitante, si hemos de creer a la oposición madrileña, podrá defender como se merece el idioma de Cervantes, últimamente amenazado por esa especie invasiva que es el inglés.

«Ladran luego cabalgamos» debe de pensar el exdiputado de UPyD, de Ciudadanos y de todo lo que se preste, al escuchar cómo los envidiosos de siempre tachan esa nueva oficina de «chiringuito» creado expresamente para él.

A uno le gustaría imaginarse que la primera medida que adopte el valenciano para justificar su sueldo de 70.000 euros anuales sea exigir que el español- es decir, el castellano- vuelva a dominar la educación tanto primaria como secundaria, de la que ha sido injustamente desplazado por el inglés.

Con seguridad querrá Cantó escuchar a profesores y padres que se quejan de que los programas de bilingüismo - esto es, de inglés obligatorio, que no hay otra lengua extranjera en oferta- dificultan en muchos casos el aprendizaje de sus hijos.

Aprenderán éstos, por ejemplo, lo que es un blackbird cuando lo vean dibujado en su libro inglés de ciencias, pero se asombrarán en cambio cuando escuchen un día de labios de sus padres o de cualquier otra persona la palabra equivalente en castellano.

Y ello porque en los colegios bilingües, las ciencias naturales, junto a otras asignaturas, se imparten directa y exclusivamente en inglés gracias a un programa impulsado en su día por la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre.

Es decir, por una política de la escuela liberal que siempre tuvo como héroes a la Dama de Hierro, Margaret Thatcher, y al ex primer ministro británico y conocido imperialista Winston Churchill.

Critican cada vez más padres a quienes se lo permiten sus ingresos que tienen que enviar muchas veces a sus hijos a una academia de idiomas para que se familiaricen allí con frases y vocablos que escucharán luego, muchas veces mal pronunciados y peor asimilados, en sus colegios o institutos.

Podrá escuchar también Cantó, si es que le da tiempo a ello, cómo la enseñanza de tantas asignaturas en inglés a quienes tienen otro idioma materno facilita más el aprendizaje memorístico que la comprensión de lo que se trata de transmitir y ralentiza el mismo proceso de aprendizaje.

Pero no parece ser el inglés lo que preocupa al exactor y a quien le nombró para ese cargo, a juzgar por las primeras palabras de aceptación de aquél.

«El español, Cantó dixit, es la segunda lengua más hablada del mundo y genera muchas oportunidades para crear riqueza y empleo. La izquierda y el nacionalismo que la arrinconan no han querido aprovecharla. Madrid lo hará».

¡Quédese el inglés tranquilo y prepárense, en cambio, catalanes, valencianos, gallegos y demás familias!