El Alcalde de Bunyola ha decidido hace unos pocos días que los gatos ferales sean capturados y llevados a Natura Parc, donde serán sacrificados porque los gatos ferales no pueden ser adoptados. Desgraciadamente, este tipo de decisiones extremas suelen ser habituales en Mallorca. Pero lo que no es de recibo es la actitud hipócrita y desleal que el Alcalde ha mantenido durante estos últimos meses. La asociación Moixons i Moixonies que tiene como objeto social cuidar a los gatos ferales del municipio de Bunyola, está integrada por un grupo de voluntarias que, invirtiendo su tiempo y su dinero, hacen lo que debería hacer el Ayuntamiento, cuidarse de los animales que no tienen dueño. Desde su creación han cuidado, esterilizado y mantenido convenientemente a los gatos de la calle, sí, a los gatos homeless. Gracias a su trabajo denodado, los felinos no se han convertido en una plaga. A fuerza de insistir, han logrado que el ayuntamiento les ayude económicamente y, en los últimos años, con el ayuntamiento se crearon colonias felinas, las voluntarias obtuvieron sus carnés de alimentadoras sellados por el mismo consistorio y, el grupo de gatos que se concentraba cerca del colegio ya comenzaban a ser reubicados para que no produjeran ninguna molestia ni ningún riesgo sanitario. Todo parecía que estaba encarrilado…

De repente, sin previo aviso, el Alcalde comunica a la asociación que deben cesar en todas sus actividades, que deben retirar todas las casetas y suspender el programa CES. Es decir, que se salta esto de un estado democrático y de Derecho, porque sin ninguna motivación y sin estar respaldado por ninguna ley, ni decisión adoptada por el Pleno, cierra una asociación legalmente constituida, vaciándola de contenido, dejándola sin objeto de existencia. Esta decisión, además la adopta en un expediente sancionador que no tiene nada que ver con el tema, saltándose todas las normas del procedimiento administrativo común. ¡Hay algo más parecido al caciquismo despótico! No. ¿Creen ustedes que el Alcalde habló previamente con la asociación afectada? Ni a eso se ha dignado, procediendo de una manera absolutamente traicionera. ¡Esto no es un alcalde!

Aquí no termina el desaguisado. Tras recibir el dictatorial comunicado, las representantes de la asociación fueron a pedir explicaciones al Alcalde. Yo mismo les acompañé. Se llegó al acuerdo de suspender la actividad de la asociación hasta la aprobación de la modificación de la ordenanza municipal de protección de los animales. Esta modificación, aseguró el excelentísimo, tardaría a lo sumo tres meses. No ha tardado ni una semana en traicionar este acuerdo, ordenando a Natura Parc que capture y sacrifique a los gatos que iban a ser reubicados por la asociación para que disfrutaran de una vida digna.

Dice la Ordenanza Municipal de Animales de Bunyola que aquesta Ordenança pretén (…) considerar els animals com a subjecte de drets, ha comportat a declarar el Municipi de Bunyola amic dels animals, respectuós amb els seus drets i lliure de violència i maltractament animal (…) així com l’exercici de qualsevol tipus de violència sobre els animals que els pugui causar estats d’ansietat, per maltractament, patiment o qualsevol dany físic o psicològic.

Y en su artículo 2, establece que els moixos ferals porten vides saludables i naturals en el seu propi espai; la seva llar està a l’aire lliure.

La Ley 1/1992, de 8 de abril, de Protección de los Animales que viven en el entorno humano establece en el artículo 3 que se prohíbe infligir daños, sufrimientos o molestias gratuitas a los animales. Los vecinos que no toleran a los gatos o a las colonias deben tener claro que cualquier conducta que atente contra ellos puede suponer una infracción administrativa o, en los casos graves, un delito. El Alcalde está incurriendo en una infracción administrativa porque ha tomado decisiones contrarias a las leyes que protegen a los animales.

Los ayuntamientos deben proteger a todos los animales que se encuentren en su municipio. El Ayuntamiento de Bunyola debe proteger, porque la ley así lo ordena, a sus colonias felinas. El Alcalde de Bunyola debe reconsiderar la actitud que ha mantenido en las últimas semanas, reconocer sus errores y cumplir con la ley. Sobre todo, esto último. Se lo debe a los gatos, a la democracia y al respeto por las leyes y, sobre todo, a la asociación que le ha cubierto las espaldas durante tantos años, espaldas que ha apuñalado sin escrúpulos.