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Ramón Aguiló

Escrito sin red | Derrota sin paliativos de Sánchez

El resultado de las elecciones en la comunidad de Madrid supone una tremenda derrota del presidente del gobierno. El PSOE ha sido sobrepasado por la formación de Errejón, liderada por Mónica García, que ha incrementado sus resultados en 138.988 votos provenientes del propio PSOE y del incremento de la participación. Es una derrota de Sánchez por su directa implicación, nominando a Gabilondo y bajando a la batalla electoral. La campaña socialista estaba monitorizada desde el despacho del Rasputín Redondo, el asesor de cabecera de Sánchez, algo así como un primer ministro del césar de la Moncloa. Le impusieron todo al soso Gabilondo. Primero buscando los votos de Ciudadanos: Con este Pablo no. Cuando vieron que no funcionaba: Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones. Primero avisando que había que subir impuestos, luego que no se subirían. Una campaña errática como ninguna otra. Como contraparte estaba Miguel Ángel Rodríguez, el asesor de Ayuso, antiguo edecán de Aznar. La batalla la ha ganado Ayuso por goleada.

Los resultados han desmentido de forma radical las encuestas del CIS presidido por Félix Tezanos. El CIS llegó a predecir que la suma de PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos superaría a la suma de PP y Vox. En contra de la opinión generalizada de que el aumento de la participación favorece a la izquierda, el incremento de la misma en más de diez puntos porcentuales ha favorecido claramente al PP. Que los escaños conseguidos por Ayuso (65) hayan superado a la suma de toda la izquierda (58) deja en evidencia a la institución demoscópica del Estado. Mientras siga siendo presidida por Tezanos será una institución poco fiable. Mientras acertaba con los resultados de Más Madrid y UP, adjudicaba al PSOE casi 36 escaños, cuando se ha quedado con 24, los mismos que Más Madrid, pero siendo superado por esta formación en número de votos, aunque mantengan el mismo número de escaños. Es la derrota más importante del PSOE madrileño en toda su historia, dejando el liderazgo de la oposición en manos de Mónica García y un partido situado a la izquierda del PSOE.

Los resultados han sido interpretados en el PSOE por su secretario de organización, Ábalos, desligándolos de la situación del resto del país. Ha interpretado la derrota, cínicamente, como una responsabilidad del PSOE madrileño, fijándole unos deberes importantes a realizar para dentro de dos años, cuando es sabido que la organización madrileña ni pincha ni corta; tampoco el PSOE, sólo Redondo y Sánchez desde Moncloa han manejado los hilos. Todas las derrotas son huérfanas y así lo habrá comprendido Gabilondo. En su comparecencia de la noche electoral no compareció Sánchez y tampoco la ministra Reyes Maroto, la que tenía que ser su vicepresidenta. No quisieron de ninguna manera que con su presencia quedara plasmada la derrota del gobierno. Siempre el interés político prima en Sánchez sobre cualquier otra consideración, sea del orden que sea, moral o política. La falta de escrúpulos acompaña siempre su comportamiento.

El anuncio de Iglesias de su retirada de la política y los resultados de C’s, son algo así como el cierre de una etapa que comenzó a partir del 15M con la incorporación a la política del Estado de dos partidos nuevos, Podemos y C’s, con impotentes apoyos electorales en los años sucesivos. Vox, de incorporación más tardía, parece que ha venido para quedarse, aunque parece que se estabilizan sus resultados.

No comparto las descalificaciones contra Ayuso realizadas, tanto por sus adversarios como por distintos analistas. Ni es una analfabeta ni una trumpista, como jaleaban Iglesias y compañía. Desde la izquierda se ha vertido una descalificación contra ella desde una presunta superioridad intelectual y moral. Ha sido la única dirigente autonómica que se ha enfrentado a Sánchez por su gestión de la pandemia, por haber proclamado en julio del pasado año la victoria contra el coronavirus y, a continuación, haberse desentendido de la misma, dejando todo en manos de los dirigentes autonómicos. El disparate del eslogan «democracia o fascismo» contraponiendo izquierda y derecha llevaría a la conclusión disparatada de que ha ganado el fascismo. El hecho de que fuera apoyada por Joaquín Leguina, antiguo presidente de la comunidad de Madrid, es suficientemente significativo como para entender que hay una parte del antiguo PSOE de González que ya ha roto con Sánchez, aunque haya tenido por ello que vulnerar el compromiso con la estética.

En mi opinión la clave del resultado hay que buscarla en acontecimientos anteriores. En primer lugar, la moción de censura contra Rajoy, que gana Sánchez con los apoyos de quienes quieren destruir el Estado. En segundo lugar, las elecciones de la primavera de 2019 en las que C’s obtiene más de 50 diputados y se niega a negociar con Sánchez, que no accede a la coalición exigida por Iglesias. Sánchez proclama antes de las elecciones de noviembre que nunca pactaría con Unidas Podemos, no podría dormir, como el 99% de los españoles. Tras las mismas con resultados decrecientes para el PSOE y UP y la retirada de Rivera, Sánchez pacta con un Iglesias también jibarizado el gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos, como salvación para ambos. Con el voto o la abstención de quienes quieren destruir el Estado: ERC, Bildu, PNV, BNG y el voto de Más País, Compromís, Nueva Canarias, Teruel Existe. De esa manera se profundiza una etapa de polarización que destruye el centro político y crispa aún más la política. Cuando las dificultades estructurales de la coalición gobernante alarman a Sánchez, intenta éste resucitar la opción de C’s de acuerdo con Arrimadas, con la moción fracasada en Murcia, Castilla y León y Madrid, demasiado tarde. En esta última comunidad, Ayuso se adelanta convocando las elecciones y desbaratando el plan. El PSOE pretende el voto de C’s, pero sus votantes han huido ya, aterrorizados ante el nuevo frente popular y se han refugiado bajo las alas de Ayuso, como los nuevos votantes. Ésta es la obra de Sánchez. Lástima de Edmundo Bal, un figura que podría haber dado mucho juego.

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