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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Clímax político irritable y enrarecido

Los partidos y candidatos/as han armado tal cirio que han conseguido interesarnos y cabrearnos a los ‘no madrileños’

Mañana, martes 4 de mayo, se celebran las elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid. En principio, no debería representar una iniciativa peculiar. Pero, visto el clima político, irritable y enrarecido, ha resultado un proceso electoral que ha interesado, ocupado y preocupado, a buena parte de la ciudadanía española, a los partidos políticos y medios de comunicación de ámbito nacional.

Se supone que en un proceso electoral, el candidato/a a un cargo público propone a los presuntos electores, además de las señas de identidad propias de la tribu (partido político) a la que pertenece, una serie de propuestas concretas (programa electoral) referidas a crear y/o mejorar infraestructuras, equipamientos, servicios públicos y un largo etcétera que afectan a los ciudadanos/as. Pero, ¡a mi edad!, me veo obligado a bajarme del burro, a reconocer mi error. En las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid se debatieron, en forma de diálogo de besugos, múltiples temas que poco o nada afectaban al quehacer cotidiano, ni a las perspectivas de mejora de sus entornos profesionales y socioeconómicos, ni al acceso en igualdad de oportunidades a los servicios públicos esenciales (desde la sanidad, educación, servicios sociales…).

Los partidos y candidatos/as han armado tal cirio que han conseguido interesarnos y cabrearnos a los ‘no madrileños’. Parecía que se trataba de unas elecciones generales donde se jugaba el gobierno español. Ojeé con atención los distintos folletos donde se supone (con frecuencia es demasiado suponer) se reproducen sus programas con algunas referencias concretas. Dicho lo cual, me confesaron que no suelen objeto de interés ni de unos ni de otros. Lo que interesa se trasmite en los mensajes en los mitines, en los medios de comunicación, en las redes sociales, en las pancartas… Todos los candidatos/as, siguiendo las instrucciones de su jefe de campaña, se basan en un principio común : Los «otros» no son adversarios, son enemigos. En consecuencia el slogan básico es «¡que viene el lobo!». La derecha, especialmente (no sólo) Vox, lo concreta en «Que vienen los comunistas»; la izquierda, especialmente (no sólo) Unidas/Podemos, en «Que vienen los fascistas». Y para reanimar el paisaje el envío de amenazas de muerte a los unos y a los otros. Al Ministro de Interior y a la Directora General de la Guardia Civil, a Zapatero, expresidente de Gobierno; a varios candidatos/as de un color y del otro. Y prefiero no repetir las acusaciones, insultos, descalificaciones políticas y personales, cuya «literalidad» se expresa de manera agresiva y amenazante, especialmente en las redes sociales.

Los sondeos y encuestas, aunque haya que esperar el veredicto de las urnas, coinciden en una serie de factores comunes. El PP será el partido más votado, a distancia casi sideral de las demás alternativas. El plus lo representa Ayuso encarándose a los ‘sanchistas’, trasmitiendo mensajes simples pero que llegan : «yo defiendo la libertad que se practica en Madrid, tomo una caña donde, cuando y con quien quiero». Ayuso puede intentar gobernar en solitario sin necesitar el voto de Vox, o en minoría absteniéndose Vox, o formando un gobierno de coalición con Vox. Ciudadanos es poco probable que alcance un 5%, que le permita ocupar plaza.

En la izquierda el PSOE, que en las anteriores elecciones fue el partido más votado, obtendría un mal resultado. Su candidato, Gabilondo, ha pasado de un mensaje radical y común con toda de la izquierda, a otro estilo más moderado más propio del PSOE y con referencias a graves déficits que afectan a la ciudadanía. Unidas Podemos, liderado en exclusiva por P. Iglesias, no parece probable que obtengan buenos resultados; su radicalidad ha impregnado todas sus intervenciones en la descalificación de una derecha fascistoide. Y su «hermano» MasMadrid, liderado por Mónica García con un lenguaje moderado y sin renunciar por ello a su radicalidad, es muy probable que supere a UP.

Si los resultados pre-anunciados fueran ciertos, podría verse afectada la credibilidad y gobernabilidad de P. Sánchez y su gobierno de coalición. Para garantizar la presente legislatura, y quizás la próxima, son básicas: la gestión de los Presupuestos Generales aprobados; la consecución y aplicación adecuada de los 140.000 millones de los Fondos Europeos; así como una solución justa y equilibrada de la Reforma Laboral, Pensiones, Reforma Fiscal… El futuro del PP liderado por Casado dependerá de si opta por ocupar una posición más ‘centrada’ o si sigue compitiendo con Vox por el liderazgo de la derecha.

Para concluir regreso al título de estas líneas, Un climax político irritable y enrarecido. La ciudadanía, con matices, considera un lastre a la vigente clase política. Según el filósofo Daniel Innerarity, con excesiva frecuencia, partidos y candidatos/as siguen los viejos manuales de liderazgo que aconsejan mostrarse seguros, no dejar pasar ninguna oportunidad de denigrar al adversario, y cooperar solo cuando sea imposible competir, sin reconocer errores ni pedir nunca disculpas. Y según el asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí, «uno de los problemas actuales de la política tan acelerada es que genera políticos ansiosos, apenas concede segundas oportunidades y genera políticos ansiosos». La estrategia que hoy se practica es tan competitiva que, ante los riesgos de reconocer errores, los políticos optan por 1º negar las crisis; 2º reconocer los errores, sólo si no hay más remedio aunque sin atribuirse la responsabilidad; y 3º echar la culpa a un tercero.

Concluyo, a la espera de una más profunda reflexión aplicada a nuestra Comunidad.

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