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tribuna

Promover la participación ciudadana: La asignatura pendiente en Palma

Ante la grave situación económica, sanitaria y social que estamos viviendo en nuestra ciudad, llama poderosamente la atención la falta de un modelo de ciudad, con un proyecto comunitario que a día de hoy está claro que no tenemos. No me refiero sólo al problema urbanístico o la falta de promociones de vivienda social, lo cual ningún gobernante de derechas ni de izquierdas ha sabido poner en marcha, sino que me refiero a la falta de un proyecto común de ciudad que dé respuesta a las necesidades sociales que la covid-19 está dejando en evidencia. El proyecto de una Palma para todos, y no sólo para unos pocos.

Recuperar la participación ciudadana era uno de los retos que se había puesto por delante el Tripartito de Cort cuando ascendió al poder en 2015. No parece haberlo conseguido, porque no ha tenido interés en hacerlo.

El fracaso de los Presupuestos Participativos es un buen ejemplo. Una idea bien planteada y mal ejecutada. Debían servir para hacer partícipes a los palmesanos de un proyecto común para Palma, y también dar respuesta a las carencias de los barrios. Pasados los años, apenas se han ejecutado 11 de los 63 proyectos aprobados entre 2016 y 2019. Cuesta entender que el equipo de gobierno vuelva a convocar de nuevo el concurso a final de año. El trabajo realizado por las Asociaciones de Vecinos ha sido, muchas veces, descaradamente minusvalorado por los gobiernos de Ciutat, provocando el desánimo y el enfado (¡con razón!) de los vecinos.

Los años pasan y las cosas no cambian. El proyecto para peatonalizar Nuredduna, gastando tres millones de euros en menos de 300 metros, cuenta con oposición vecinal y comercial, pero no se ha abierto ningún foro para el diálogo. La imposición calienta la calle, más si cabe, cuando a ésta se le añaden mentiras y promesas incumplidas.

¿Cuál es el proyecto común para Palma que tienen los partidos gobernantes? Voy a reproducir una serie de palabras que seguro han escuchado de boca del alcalde y sus regidores: «Gentrificación», «humanizar la ciudad», «democratizar las aceras», «regeneración urbana», «pacificar la ciudad», «soberanía alimentaria», etc. Lo admito, son expertos en acuñar nuevas palabras en su vocabulario, y usan el lenguaje potente con palabras poderosas para pintarnos un mundo de colores. Pero tras la palabra, no vemos nada. Un mensaje con mucho marketing, pero vacío de contenido. ¿Acaso el proyecto de Nuredduna no es el ejemplo perfecto de gentrificación? De la gentrificación que el tripartito quiere evitar y que al final provocan. Conclusión: no practican lo que predican.

Me temo que dentro de dos años estaremos igual que ahora. La ideología, la polarización, los gritos y las estridencias no dan soluciones. Las soluciones están en el uso de la democracia, la participación, la escucha activa, la crítica constructiva y, al mismo tiempo, pasar a la acción con gestión, con inteligencia, con audacia, priorizando las personas y trabajando a corto y largo plazo.

En Ciudadanos (Cs) consideramos esencial construir un proyecto común para todos los palmesanos. Por eso en estos dos años de legislatura hemos visitado a todas las asociaciones, entidades y patronales que hemos podido, para conocer sus necesidades y hacerles partícipes del futuro de Ciutat.

En este tiempo hemos conseguido que se tenga en cuenta la voz la Federació de Veïnats de sa Ciutat de Palma; hemos reclamado la inclusión de los vecinos y patronales del comercio en el Consejo de Modelo de Ciudad y hemos exigido consensuar el proyecto de Nuredduna con los vecinos de Pere Garau.

Cort debe aprovechar el tejido asociativo y la sociedad civil para construir el modelo de ciudad. La Palma del futuro ha de construirse con consenso y participación.

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