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Bernat Jofre

Parlament: ¿opacidad y presunto encubrimiento?

«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces». Lc 6.43-44. 15.

Servidor no quisiera ser monótono con ciertos temas. Tampoco repetitivo. Pero la imagen de poca ejemplaridad y opacidad que está transmitiendo el Parlament de les Illes Balears es preocupante. Como mínimo, en cuanto peculio se refiere. Pero vayamos por partes: hace ya unas semanas, una denuncia lo suficientemente bien fundamentada y argumentada alertó a «l’Oficina Anticorrupció». Su «corpus» no era otro que el de posibles abusos en cuanto al cobro de dietas de algunos parlamentarios no mallorquines en sus desplazamientos por motivo de sesiones o comisiones. Por la súbita reacción de la Mesa, el presunto abuso de poder debía ser muy importante. No es para menos: el funcionamiento de la Cámara rayaba lo tercermundista. Bastaba una declaración jurada de los parlamentarios sobre sus gastos para el abono de la cuantía reclamada. No hace falta ser abogado experto para poner en duda la legalidad del proceso: no se reclamaba factura alguna. Quien fuere pudo alojarse en casa de un familiar, conocido o pareja reclamando el gasto de un hotel imaginario. Nadie preguntó, todos concedieron.

Como gran solución, la Cámara decidió el día 17 de marzo una serie de medidas. Como por ejemplo, aumentar las dietas de los diputados de Menorca y de Ibiza un 12,5 por ciento más en concepto de pernoctación y manutención. O lo que es lo mismo, que de los 160 euros diarios que venían percibiendo - 70 por manutención, 90 por pernoctación - a partir de ahora la dieta se pase a 180 euros: 60 para manutención y 120, para pernoctación. No me negarán que es una manera muy original de luchar contra la corrupción. No contentos con su idea, el Parlament acordó recortar dietas... a la diputada de Formentera. Que es una y no puede elevar demasiado la voz: de percibir 240 euros - sí, han oído bien - ahora cobrará 210 euros por desplazamiento. En otras palabras: 90 euros en concepto de manutención y 120 euros para pernoctación.

Por todo ello, la Mesa se vio en obligación de justificar estos cambios. Las justificó por ( cito literalmente ) «el aumento del precio de los hoteles que se encuentran en las inmediaciones de la Cámara». Es decir, que para la Mesa, Palma acaba en Canamunt. Y los hoteles de carácter urbano que se encuentran en La Bonanova, Sant Agustí, Balanguera, ( con unos precios por habitación individual mucho más asequibles que esos 120,00 euros por noche, por cierto ), quedan descartados. Con lo cual, llegamos a una conclusión: tenemos parlamentarios «boutique». Que por lo visto, pueden desayunar con diamantes. Porque con 60,00 euros por manutención, o los parlamentarios se alimentan en establecimientos de lujo, o el sobresueldo puede llegar a ser importante.

Quizás para calmar a Jaume Far, el Director del cuerpo anticorrupción de la Comunidad, acaban su propuesta: «habrá mayor control pues los diputados de Balears que cobren más de 10.000 euros en dietas de pernoctación o más de 5.000 en dietas de manutención tendrán la obligación de presentar justificantes». En pocas palabras, lo que la limpiadora del propio «Parlament» no va a ganar en todo el año (15.000,00 euros) es lo que los actuales electos a la cámara autonómica pueden percibir sin presentar justificantes. En una cosa doy la razón a la Mesa: a lo largo de la Historia, dar dinero a espuertas al enemigo siempre ha demostrado ser una mejor medida que pasarlos por las armas. Ahora bien: no sabíamos que la Mesa tuviera ínfulas de ser el nuevo Fabio Máximo, histórico líder patricio del Senado romano tardorrepublicano , muy conocido por comprar a sus rivales.

A estas alturas quizás se pregunte usted quiénes son los miembros de la Mesa. A saber: Vicenç Thomàs i Mulet (Presidente, PSIB) Gloria Pilar Santiago Camacho (Vicepresidenta primera, Unidas Podemos,), Juan Manuel Lafuente i Mir ( Vicepresidente segundo, Partido Popular), Joana Aina Campomar i Orell (Secretaria primera, Més per Mallorca) y Maxo Benalal Bendrihem (Secretario segundo, Ciudadanos). Es lo que tiene el dinero: une a las personas por encima de las creencias e ideologías. Como el sexo. Que, respetando la presunción de inocencia de los implicados o implicadas, podría haber sido uno de los detonantes de la denuncia. Es uno de los riesgos que se incurren al querer mantener dos vidas. Suelen salir caros. Presuntamente, claro.

Harían muy bien los antes citados en corregir su propuesta del pasado 17 de marzo, la verdad sea dicha. Al mismo tiempo que, haciendo gala de su alardeada transparencia, hacer públicos los nombres de los diputados y diputadas que en el ejercicio de su cargo, presuntamente abusaron de la confianza ciudadana. En el caso de no poderse proceder a ello con el argumento de la Ley de Protección de Datos - como todos sabemos, maleable según a quién convenga - como mínimo sí hacer pública su cuantía. Porque por lo que parece, el presunto fraude era lugar común desde hace varias legislaturas. Quizás por ello las prisas por tapar el posible agujero contable. De no efectuar ninguna de las dos cosas, la pregunta es obligada: ¿opacidad, encubrimiento o ambas cosas a la vez?

En todo caso debería investigar mucho más a fondo «l’Oficina Anticorrupció» de lo que ha hecho hasta ahora. Su director no debería contentarse con un cambio cosmético en la normativa que sigue con la imagen de institución manirrota y corporativa. Cambio, por otro lado, que no casa con las colas de hambruna que día a día se repiten no muy lejos de la sede del Parlament, en el convento de los Capuchinos. Pero quizás ése no sea el problema de la Mesa. Será interesante ver si sus miembros volverán a recitar el tan manido discurso de los esfuerzos comunes, la cultura del sacrificio y la responsabilidad tributaria.

Lo veremos dentro de poco, ciertamente. Así que, como dice Lucas, «por sus frutos los conoceréis». ( Lc 6.43-44. 20 ).

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