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Miguel Vicents

Cañonazos por los almirantes

Los almirantes Churruca, Gravina y Cervera han ganado en Palma su última batalla, que ha servido, al menos, para que el alcalde José Hila haya recuperado la cordura y anunciado la restitución de las placas que homenajeaban a los héroes de las guerras de Trafalgar y Cuba en tres vías del barrio de Son Armadams. También ha ordenado el alcalde la revisión completa de un censo de calles franquistas plagado de errores de valoración y pifias históricas en las recopilaciones biográficas de los personajes señalados. Es de común aceptación que ninguna calle o monumento rinda homenaje a quien no lo merece, pero también sería exigible que si se trata de cumplir con la Ley de Memoria Democrática, las deliberaciones también lo sean, se ciñan al periodo histórico en cuestión y sus decisiones estén sustentadas en informes más rigurosos y solventes. En su semana horribilis, la siguiente a la presentación del contador de árboles, José Hila ha sido el blanco de todas las críticas por una decisión que compete a Cort, pero también al Govern. Por eso es justo valorar la rápida rectificación del alcalde, cuando cada uno de los argumentos del informe y de los responsables políticos que lo sostenían se iba desplomando a medida que pasaban las horas y el ridículo se hacía más grande. También hay que agradecer a José Hila que mantuviera el tipo, la educación y su habitual actitud moderada, cuando el novelista y académico Arturo Pérez-Reverte le llamó «idiota» en las redes sociales. Insultar a un representante público democráticamente elegido es la manera más impropia que conozco para denunciar el sectarismo que supuestamente ha animado una decisión política, de la que ahora le ha faltado tiempo para atribuirse su resolución.

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