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Antonio Papell

Cataluña sin gobierno

Pere Aragonès.

Laura Borrás, que fue portavoz de JxCat en el Congreso de los Diputados, elegida presidenta del Parlament de Cataluña, comenzará hoy la ronda de contactos para encarrilar la XIII legislatura catalana con la designación de un candidato que se presente a la investidura. Las elecciones fueron el 14 de febrero, por lo que se ha sobrepasado un mes de espera, perdido en especulaciones y tanteos. Ahora, la presidenta ha declarado taxativamente que tras la ronda de conversaciones, «el jueves habrá candidato a la investidura y el viernes un pleno en el Parlament. No habrá un acto equivalente; hay candidatos con posibilidades». El ‘acto equivalente’ supondría arrancar el reloj de una cuenta atrás de dos meses tras cuyo plazo se podría poner fin a la XIII legislatura y se convocarían nuevas elecciones, como ya se hizo en otoño, cuando tras la inhabilitación de Quim Torra no se presentó un candidato alternativo a sustituirlo.

Este anuncio coincide con el del preacuerdo conseguido por ERC y la CUP, que se conoció domingo noche, que será sometido a las bases y que no ha sido divulgado en su integridad. Se conocen algunos elementos, como medidas contra la «emergencia habitacional», refuerzo de la atención primaria y supeditación de la utilización de proyectiles foam por los mossos a la publicación de los protocolos de uso; y se han acordado actuaciones en sanidad, vivienda, seguridad y –esta es la clave- la realización de un «embate democrático» a favor de la independencia. La CUP aclaró la pasada semana que dicho «embate» que pretende negociar con las otras fuerzas nacionalistas es una especie de «ruptura democrática» que permita ejercer el derecho de autodeterminación, preferentemente un referéndum. No hay que ser muy sagaz para entender que se está proponiendo otro 1-O, o una movilización similar.

El preacuerdo ERC-CUP, a falta de que se sume JxCat, tiene sin embargo un valor propio ya que la suma de las dos formaciones es de 42 escaños, uno más que los que reunirían el PSC y los Comunes (33 del PSC y 8 de En Comú Podem), de forma que si para el jueves no se ha conseguido todavía el acuerdo con las gentes de Puigdemont, Borrás tendría que proponer al líder de Esquerra, Pere Aragonés, como candidato, lo que cierra el paso a Salvador Illa, quien ganó las elecciones y tenía la pretensión de intentar la investidura, aun sabiendo que en tanto prevalezca la unión de los soberanistas su empeño era y es inútil.

El remoloneo de JxCat, la formación pospujolista que aún no ha asimilado haber sido sobrepasada por ERC, se debe a discrepancias procesales e ideológicas con ERC que básicamente se resumen en la hoja de ruta compartida del secesionismo hacia la independencia (asunto que incluye la mesa de diálogo con el Estado que pretende ERC y que JxCat ve innecesaria), los límites del diálogo y la constitución del llamado Consell de la República…

Tras las discrepancias entre JxCat y ERC hay además razones estratégicas de fondo; en concreto, los nacionalistas conservadores aspiran a que haya unidad de acción con ERC en el Parlamento español, pero ERC no quiere renunciar a su autonomía, que le ha otorgado en un papel protagonista en esta etapa. Sin duda, bajo la superficie de lo evidente también hay un mayor pudor de ERC a la hora de efectuar propuestas rompedoras e inconstitucionales. El hecho de que Junqueras esté en prisión en tanto Puigdemont vive a cuerpo de rey en Bruselas no sale a la superficie del debate pero tiene un papel subjetivo en la discusión entre ambas formaciones. De hecho, Puigdemont no se beneficiaría personalmente de un acuerdo hipotético entre Junqueras e Illa, que no está sobre la mesa pero que planea sobre el horizonte, toda vez que la pacificación y normalización de Cataluña pasa por soluciones transversales. Y JxCat no puede jugarse el todo por el todo provocando nuevas elecciones, con la cuarta ola de la pandemia en marcha y tras el hito de haber sobrepasado el nacionalismo el 50% delos votos en las últimas elecciones. No se entendería.

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