En el sector de profesionales de bodas y eventos de Baleares, hemos empezado el mes de marzo con una terrible confirmación, estamos acabados, confundidos e indignados. La confirmación de que el Govern no va a mover un dedo para ayudarnos a superar esta crisis que sufrimos, después de perder un 92% de nuestra facturación. El Gobierno está agravando cada día más esta situación con unas restricciones que consideramos están muy bien. Pero que, si después de sufrir lo que no está escrito económica y emocionalmente, dejan entrar a varias comunidades en Baleares sin pedir PCR o antígenos, vamos a volver a estar en las mismas. Acaso, ¿no sirvió de experiencia el verano pasado? No vayamos a poner problemas y que se nos enfaden los de arriba, y no digamos nada en contra de unas medidas penosas para nuestra economía. La experiencia del verano pasado de abrir fronteras en plan Bienvenido Mister Marshal nos debería servir para aprender. Tocarían tomarse en serio las medidas de prevención y solicitar PCR y antígenos como hacen otros países. Nada más llegar a Islandia, por ejemplo su aeropuerto parece más bien un hospital haciendo PCR, previo pago de 70 euros. Así solo tienen 15 casos de coronavirus en el mes de marzo.

Desolado, es la palabra que define el estado de ánimo del sector de bodas y eventos. El sábado pasado el Boib publicó una recomendación de no celebrar ningún tipo de ceremonia. Para los que vivimos de las bodas y eventos fue un duro golpe que ha ido acompañado de una cancelación masiva de las pocas celebraciones que nos quedan. Se nos vuelve a presentar un verano terrible, un verano de penuria económica y cierre de empresas del sector de eventos. Obviamente tenemos el respaldo de nuestros gobiernos en forma de silencio, indiferencia y cobro religioso de impuestos. La gente se puede casar, pueden hacer la comunión… claro, lo que no puedes hacer es celebrarlo y lo que están haciendo nuestros negocios es morir lentamente. El otro día escuche a algún iluminado decir en un programa de Ib3 que tiremos de nuestros ahorros, ¿de cuáles? Llevamos un año sin poder trabajar, dilapidando nuestros ahorros y tirando de préstamos ICO que nos endeudan cada día más. La ignorancia de estas personas a nuestro sector roza el analfabetismo y eso nos duele porque si no sabes, ¡te callas!. Estamos cansados de ir a reuniones con políticos y funcionarios, explicarles cómo es nuestro trabajo y cómo lo desarrollamos, el empeño en realizarlo bien y la urgente necesidad que tenemos de trabajar. No hemos recibido ayudas entre otras cosas porque no estamos dados de alta en un CNAE. Finalmente, lo hemos conseguido solicitar y hemos sido los primeros de España. Esto ha sido todo un mérito. Vimos publicados falsos titulares en el que aseguraban que recibíamos un millón de euros, lo cual es falso. Y hoy nos despertamos con otro ataque a nuestro trabajo por parte del gobierno central. Ocho comunidades podrán tener acceso directo a Baleares sin PCR, ¡genial! Y en un mes volveremos hacia atrás. Estamos desolados, pero esa desolación cada día se va transformando en indignación, una indignación por la incomprensión de unos gobernantes que no tienen el valor de enfrentarse al desgobierno central que nos ha dejado abandonados desde el minuto cero, que no envía urgentemente ayudas, que no manda las suficientes vacunas y que encima nos dejara indefensos ante los focos de infección de la península, como ocurrió el pasado verano. No ha servido de nada el sufrimiento que está padeciendo nuestro sector al igual que muchos otros de las Baleares. La culpa es nuestra porque ya habremos terminado nuestros ahorros. Pensad una cosa, cuando volvamos a tener elecciones, el ciudadano vuelve a tener el poder.