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Pedro Villalar

Chantaje de Vox

En Andalucía, Vox ha anunciado que ha dejado de apoyar al gobierno hasta que no se establezca el llamado pin parental, que al parecer se incluyó en los acuerdos originarios de apoyo de Vox al Ejecutivo formado por PP y Ciudadanos. El pin parental representa la obligación de contar con el consentimiento escrito de los padres para que los niños puedan asistir a ciertas actividades complementarias, en especial las de carácter afectivo-sexual, las charlas contra la homofobia y la transfobia, etc. En definitiva, la fuerza de extrema derecha quiere que la escuela no sirva para generar valores democráticos, de tolerancia, de integración y de respeto al diferente, y adoctrine en cambio en la homogeneidad integrista, base de una patria una, grande y libre.

Esto es lo que pasa cuando la derecha se apoya en la extrema derecha para gobernar. El presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, poco sospechoso de connivencia alguna con las ideologías fascistas, no sabe cómo salir del atolladero, ya que la obstrucción de Vox no le impide gobernar pero sí legislar. Con la particularidad de que Vox, con esta clase de acciones, convoca y cristaliza los apoyos del extremo social más radical, algo que no ocurriría si se hubiera mantenido a Vox fuera de los pactos, tras el cordón sanitario con el que la mayoría de los países europeos encierra a los ultras.

Casado ha visto el riesgo que representa Vox para el PP y ha marcado distancias, pero mientras gobiernen juntos, el voto a Vox seguirá siendo útil. Y esto es lo que se trata de evitar.

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