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Lenidad

Los empresarios catalanes han lanzado una fundada critica al actual gobierno en funciones de la Generalitat –formado por las dos grandes fuerzas nacionalistas, ERC y la posconvergencia- por la blandura de las fuerzas del orden -los Mossos d’Esquadra tiene atribuido el orden público callejero- en la represión de las manifestaciones violentas que se han producido a raíz de la detención del rapero Hazél, en teórica defensa de la libertad de expresión.

Es obvio que no se defiende ninguna libertad mediante los estragos, los ataques cruentos a policías o los saqueos de establecimientos comerciales. Por lo que tienen toda la razón los empresarios: el nacionalismo catalán, nutrido de fanatismos que hablan de emancipación, de irredentismo y de banderas victoriosas, es incapaz de distinguir la legítima y deseable libertad de expresión, base de muchas otras libertades, de los desórdenes gamberros de grupos antisistema que no quieren perfeccionar el modelo sino destruirlo.

En realidad, alimentar la fiera mediante la lenidad y la falsa tolerancia no contribuye a impulsar el autogobierno catalán: tan solo empobrece a Cataluña, exaspera a la mayoría de los catalanes y deja a los movimientos nacionalistas a la altura del localismo ramplón y autoritario.

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