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Mujer y ciencia: el valor añadido en la investigación

Acabamos de celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Nuestro grupo de 10 investigadoras (el 72%) del Grupo de Investigación y Formación Educativa y Social (GIFES) de la Universitat de les Illes Balears, lo celebramos con un debate público en las redes, reflexionando sobre el valor añadido de la investigación llevada a cabo por mujeres científicas. Nuestras primeras investigaciones, sobre las diferencias de género, las iniciamos hace más de 20 años, cuando empezamos a trabajar con mujeres adictas a drogas. Un colectivo ignorado y encapsulado como «drogodependientes» con datos fundamentalmente de varones adictos. Durante mucho tiempo no se dispuso ni de datos epidemiológicos ni de ningún dato que pudiera aportar conocimiento y apoyar estrategias preventivas y/o de tratamiento orientado a mujeres adictas a drogas. Desde entonces hemos seguido trabajando con esa óptica, las diferencias de género, en todas las investigaciones que llevamos a cabo. De hecho, las investigaciones sobre la prevención y el tratamiento de las adicciones nos llevaron a validar un programa de prevención familiar - basado en la evidencia-, adaptado a diferentes grupos de edad, el cual se ha demostrado eficaz tanto en varones como en mujeres en la prevención de comportamientos de riesgo: en adicciones y en otras conductas problema en la infancia y en la adolescencia.

En esta misma línea se inscribe el trabajo sobre el empoderamiento de las jóvenes universitarias que estamos realizando desde hace dos años, en el proyecto Jóvenes agentes activos en prevención. Enmarcado en la investigación Positive Youth Development (United Nations Office on Drugs and Crime), en el que la propuesta de Balears (GIFES/UIB) es crear nuevas vías de participación del alumnado universitario como agentes activos de prevención, partiendo de su formación y de la posibilidad de transferir conocimiento a la práctica preventiva. La proximidad de la edad permite trasladar de forma más eficaz el mensaje preventivo y favorece un vínculo que convierte al referente en un modelo a seguir por parte de las jóvenes participantes, pudiendo influir en sus expectativas, también las académicas. Además, cuando las jóvenes participan en programas preventivos, no sólo logran cambios en los demás, sino que la misma participación les aporta beneficios, experiencia y aprendizajes vitales. El proyecto contribuye al desarrollo de capacidades de liderazgo entre las jóvenes y responde a una necesidad que urge en la actualidad: crear entornos saludables y hacer de la prevención una estrategia que aumente las capacidades relacionales y, especialmente, el potencial de autonomía, participación y toma de decisiones de las jóvenes en los espacios de proximidad y comunitarios.

Y siguiendo la línea de género, también investigamos su perspectiva más grave: la violencia de género. Y en concreto, en la mujer mayor. La realidad es que, a pesar de las múltiples intervenciones y campañas de sensibilización, la violencia de género está aún arraigada en nuestra sociedad. El problema es cuando esa violencia se ha instaurado asociada a creencias culturales y a años y años de trauma, de manera que, salir de ese bucle parece una quimera. Y se complica aún más, cuando la salida consiste en la denuncia de su compañero sentimental, e incluso, en alejarse de lo que conocen (su hogar, su entorno, su barrio). Es el caso de las víctimas mayores. Por lo que, muchas mujeres mayores experimentan la violencia en silencio: los datos de 2020 indican que casi un 25% de víctimas de violencia de género eran mujeres de 61 o mas años. La investigación llevada a cabo desde nuestro grupo prioriza este colectivo desde hace más de una década, aportando datos que visualicen su realidad. La investigación debe desarrollar instrumentos que permitan la detección de indicadores de violencia y de riesgo, así como desarrollar actuaciones específicas a sus necesidades. Todo ello, sin olvidar que los profesionales de atención directa deben estar adecuadamente formados y capacitados para poder responder adecuadamente.

La inclusión de una perspectiva de género en nuestras investigaciones es un reto que acompaña nuestra trayectoria, tratando de hacer visibles las problemáticas existentes y analizando las vías para la atención, prevención y la promoción de la participación de las mujeres. El ejercicio del liderazgo sigue siendo una de las metas aún por lograr, también en el ámbito de la investigación en la Universidad. Las mujeres que lideramos grupos de investigación en la UIB representamos el 37% del total de grupos. Alcanzar el 50% tiene que ser obligatoriamente un objetivo estratégico de cualquier Universidad que se precie, no solo por razones obvias de igualdad de oportunidades, también por el valor añadido que ello representa en las investigaciones que se están llevando a cabo en todos los ámbitos de la ciencia.

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