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Antonio Tarabini

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Antonio Tarabini

Entrebancs | La vacuna, presente y futuro

Las industrias farmacéuticas se están comportando como especuladoras y en esta comunidad nos la jugamos

Vivimos unas fechas que pueden ser decisivas para la superación de las crisis provocadas por la pandemia. Supongo que habrán caído en la cuenta de que me refiero a ‘crisis’ en plural. Como resulta evidente, la primera crisis es la referida a la sanidad, y en concreto a las consecuencias sanitarias provocadas por la pandemia. La segunda crisis hace referencia a la economía, no solo en su vertiente de rentabilidad sino también a sus consecuencias sociales. La tercera, la necesidad de ‘recomponer’ el tejido social y político. Ahora la asignatura pendiente es la aplicación de una vacuna que anule cualquier consecuencia derivada de la pandemia.

De momento se nos presentan dificultades graves para que al menos un 70% de la población tenga acceso a la citada vacuna antes del 30 de abril. La realidad es que el acuerdo/contrato que hizo la UE con distintos proveedores no se está cumpliendo. Hoy por hoy no tenemos garantía de acceso a la vacuna en las cantidades y fechas de entrega acordadas previamente. Las industrias farmacéuticas se están comportando como especuladoras. Nos la jugamos concretamente en nuestra comunidad porque la epidemia ha afectado de manera grave a nuestra actividad productiva, centrada básicamente en el turismo. La UE y su presidenta se mueven, pero las farmacéuticas también.

Mientras tanto, tenemos que hacer frente a un descontrol de los efectos inmediatos de la pandemia que vive y actúa sin control. En concreto, los índices de contagio siguen su escalada, aunque parece insinuarse un cierto control de la curva; pero los incumplimiento siguen y nos conducen a una saturación de los servicios sanitarios (hospitalización y saturación de UCI), con el natural agotamiento de nuestros profesionales sanitarios (médicos, enfermeras, auxiliares...).

Desde la perspectiva socioeconómica, gracias a la iniciativa del Govern y la colaboración de la CAEB, PIMEM, los sindicatos, han afrontado con inteligencia medidas concretas que eviten un paro insostenible, ampliando la vigencia de los Erte y Fijos Discontinuos hasta el 31 de Mayo, y ampliar medidas de apoyo directo a las pymes y autónomos. A su vez, es necesario ir modificando nuestro vigente modelo económico. Sería un grave error plantearnos el futuro como una continuación de la ‘normalidad’, léase una actividad productiva concentrada en seis meses (la denominada temporada alta que se ha alargado en los meses anteriores y posteriores). Y la contratación de mano de obra sigue el mismo modelo, mayoría de contratos temporales e incluso precarios. Este modelo no tiene presente ni futuro.

Acudo a una serie de reflexiones muy interesantes de autores diversos como pueden ser Manuel Castells, Javier Martinez, Héctor Tejero, Miguel-Anxo Murado, L.Floridi, D. Innerarity… Habrá que ir reconstruyendo y transformando la economía, hoy sostenida artificialmente por los gobiernos. La prioridad será el sistema sanitario, nuestro escudo defensivo que fue devastado por los irresponsables recortes presupuestarios en salud, investigación y educación durante las políticas de austeridad. La solidaridad y la paz social exigirán reforzar la protección social mientras sea necesario, extendiendo las coberturas de desempleo y pensiones. Con una nueva economía de los cuidados, por ejemplo repensando las políticas de vejez y dependencia modificando el sistema actual de residencias de mayores, que a pesar del heroísmo del personal, se transformaron en campos de muerte. Aquí es donde tenemos que innovar. Para poder pagar las políticas de protección, además de una nueva fiscalidad que grave a aquellas multinacionales que apenas tributan, tendremos que ser capaces de impulsar una nueva economía, recordando que el crecimiento de la productividad es la madre del cordero. Lo cual implica inversión sustancial e inteligente en ciencia, en innovación y en educación en todos sus niveles y ámbitos.

Habrá que reconstruir el tejido social y político, gravemente dañado por la crisis de confianza que se ha extendido entre los ciudadanos de todos los países. La crisis de legitimidad de las instituciones democráticas ya era grave antes de la pandemia y se ha profundizado todavía más en la oscuridad de lo que hemos vivido, en parte por la insensatez de una parte de la clase política. No está claro que seamos capaces de restaurar la convivencia en las condiciones actuales de desgarro y violencia latente si no somos capaces de afrontar todos estos retos colectivamente, por encima de nuestras diferencias, como comunidad de humanos, reinventando la vida para salir de nuestros abismos de destrucción, tal vez no merezcamos sobrevivir como especie.

Ahora lo urgente es una aplicación de la vacuna rápida e intensa. Si así no fuera resultará imposible recuperar nuestra actividad turística básica, así como la apertura de otras iniciativas empresariales y profesionales con un alto valor añadido.

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