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Hoja de calendario

Pedro Villalar

Puigdemont no es respetable

Quien está siempre en candelero comete más errores que quien se recata a la hora de hablar, y Pablo Iglesias habla demasiado, y junto a ciertas verdades insolentes que resultan refrescantes, desbarra de tanto en cuanto. Porque desbarre ha sido comparar a Puigdemont con los exiliados republicanos que, trágicamente, tuvieron que huir de su país cuando los militares golpistas consiguieron abatir la República en medio de un gran baño de sangre, que continuó —y esto es lo más terrible— después de aquella victoria militar, lograda en buena medida porque los vencedores contaron con el apoyo político y armado de los países del Eje, nazis alemanes y fascistas italianos.

La diferencia es tan obvia que produce sonrojo tener que explicarla. En un caso, quienes defendieron un régimen legítimo y democrático fueron expulsados de su tierra por fanáticos alineados con los totalitarios europeos que crearon en España un régimen de terror que duró 36 años, hasta la muerte del ‘caudillo’. En el otro caso, Puigdemont ha huido cobardemente de España para evitar la sanción penal que le correspondería por haber cometido delitos contra la constitución por los que están en prisión sus compañeros de correrías. Los republicanos fueron al exilio por defender una constitución legítima; Puigdemont ha huido como un conejo asustado tras haber intentado violentar una Constitución que goza de plena legitimidad y que los propios catalanes aprobaron en su momento con indudable entusiasmo y en un clima de absoluta libertad, exenta de toda coacción.

La comparación es, pues, odiosa, e Iglesias, que es universitario y culto, debería reconocerlo cuanto antes.

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