Diario de Mallorca

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Alex Volney

Dulce canción envenenada

En un país con contradicciones de película, ¿qué fue primero: el pecado o las grandes proposiciones? Letras con música o música con letras. Muchos días aparco en la calle Monterrey. Dejo el coche y cruzo un tramo de la ciudad para llegar a la librería. Ni idea del que se homenajea con esa nomenclatura en esta calle que baja de los molinos de Industria casi hasta llegar al mar, pero voy caminando y resulta que me imagino a John Denver estrellando su avioneta en la bahía del mismo nombre, frente a las costas de California. Parece ser que sus restos fueron apenas recuperables. Sí, el bardo del country, rubiales e introvertido, calado en un sombrero y evocando en sus canciones las montañas Rocosas. El mismo. Vaya tela, tanto dar vueltas para encontrar parking llega a afectar la mollera. «Take me home, country roads…!» Cruzas las calles antes atestadas de terrazas y extranjeros al sol y los aparentemente invertebrados cochecitos de limpieza van dando manguera y lejía como para exorcizar algo más que el maldito y jodido bicho. Parece ser que el señor Denver no repostó la suficiente gasolina del avioncito que lo descabalgó de este mundo. Tarareo esa canción dulzona y pobre de abalorios. Por el camino mientras rastreaba donde dejar el carro varios analistas tertulianos iban desgarrando vida y milagros de Joe Biden como aquel que va criticando a su primo de sangre con quien lo ha compartido ya casi todo. Parece ser que nunca nos conformamos. Entre el nazi que ha dado cuatro años de entretenimiento a los medios y un señor que está llegando de manera ajenamente indiscreta, algunos lo siguen cuestionando todo. Puede ser por mayor conocimiento de ese fabuloso país.

Monterrey arriba y tarareando. Cada día más comercios con las persianas bajadas, voy siguiendo la tertulia con los auriculares mientras camino y me reviene la foto esa de un pavo vestido de cowboy y rodeado de florecillas acostado con su inseparable guitarra. Oh...country roads! Mucha gente estos días pone como hándicap la edad del presidenciable, curioso análisis. Un poco más joven pero avanzando ya sus desvaríos, Arnold Schwarzenegger nos ha deleitado con el fabuloso vídeo de ex- Conan el bárbaro, autoproclamándose inmigrante. En mi cabecita se van sucediendo imágenes, todo muy pop, y entre ellas la curiosa estampa de ese raro engendro de Roswell en 1947, de cuando Estados Unidos «informó» de haber «capturado» los restos de un platillo volante y de haber practicado la autopsia a sus accidentados conductores. Esto de dar vueltas buscando donde aparcar tiene lo suyo, definitivamente afecta. Mucho. Vas ligando cosas como para evadirte y pasar el tiempo. Sí, John Denver había nacido en Roswell, Nuevo México, en una familia militar. Su padre estaba en uno de los primeros equipos en esa escena precuela de Spielberg y parece ser que esa noche ascendió a teniente coronel cosa que condicionaría toda la vida del discreto ruiseñor. Sus canciones son como oraciones de una muy personal penitencia. En el auricular, todavía, un intelecto asegura que Trump encarna al maligno para luego socavar, antes de la publicidad, la precariedad evidente del Sr. Biden. Voy llegando al centro y sigo caminando. Henry John Deutschendorf mucho más conocido con el nombre artístico del cantautor, John Denver, pasó muchos años, desde los primeros 80 hasta su trágica desaparición, militando en causas medioambientales y sobretodo «humanitarias» por el sudeste asiático, tan relevante en su memoria. Alguien advierte, al otro lado de la antena, del gran peligro de los redentores. Al nonagenario Noam Chomsky lo homenajean ahora, estos días, en la prensa española. Activista «incansable». Realmente uno de los grandes gurús y promotores de la estruendosa abstención que llevó al poder al republicano a punto de ser relevado. Cesare Pavese dejó escrito que «América no era otro país, un nuevo comienzo, era tan solo el teatro gigante donde se representaba, con mayor franqueza que en cualquier otro lugar, el drama de todos nosotros».

Cruzo la Rambla y liquido a los tertulianos, cambio buscando el tema del que en los 70 fue uno de los artistas más populares de los Estados Unidos. Escucho atentamente, una vez más, la misma canción e intento desvestir al muerto en la belleza de su voz, la misma que confesó, años atrás, en Vietnam: «Si salgo de aquí, haré del mundo un lugar mejor con canciones, no con armas». Solamente el Navy Seal Chris Kyle en Irak le supera. Desde finales de 1966 hasta primeros meses de 1968, a Denver, se le atribuyen más de cien asesinatos como francotirador. Sí, un país de película. Y llego al trabajo, entro en la librería y a los pocos minutos entran cajas y en ellas la última parida de Chomsky y a seguir caminando que en la tele local van diciendo que los libreros vamos a cambiar de coche. Wow!

Seguir y seguir hasta que caiga la noche y de vuelta exactamente por ahí donde hemos venido.

«Oh... country roads, take me home!»

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