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Joaquín Rábago

360 Grados

Joaquín Rábago

Israel y el terrorismo de Estado

¡Dejémonos de rodeos! Si hay un país que practica el terrorismo de Estado en Oriente Medio y al que, gracias a la cobertura de Estados Unidos, se le permite actuar con total impunidad, es el Estado judío.

A la autoría del Mosad parece apuntar en efecto una vez más el asesinato a sangre fría del físico nuclear iraní Mohsen Fajrizadeh mientras viajaba en su coche cerca de Teherán, y a quien el propio primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había señalado hace algún tiempo con el dedo. «Quédense con este nombre», dijo entonces el jefe del Gobierno judío al presentar unos documentos secretos obtenidos por el Mosad y en el que aparecía el ahora asesinado como jefe del programa nuclear iraní.

Aunque el Gobierno de Tel Aviv no ha reconocido, como en tantas ocasiones anteriores, estar detrás de ese acto terrorista, todo apunta a su tremendamente eficaz y despiadado servicio secreto.

Y todo parece sugerir al mismo tiempo que Netanyahu no ha actuado sin consultar antes al Gobierno de Donald Trump, quien, en sus ya cerca de cuatro años en la Casa Blanca, ha removido el tablero de Oriente Medio, urdiendo alianzas y acuerdos en beneficio del Estado judío.

La combinación de dos políticos sin el mínimo escrúpulo moral como Trump y Netanyahu, ambos sospechosos de corrupción en sus respectivos países, está resultando tóxica y un verdadero peligro para la paz en la región mediterránea.

El atentado contra el físico iraní se ha producido en un momento en el que tanto los Gobiernos de EEUU e Israel tratan de ejercer la máxima presión sobre Teherán en anticipación de la salida de Trump de la Casa Blanca.

Y es una auténtica puñalada trapera contra el próximo presidente de EEUU, el demócrata Joe Biden, quien ha anunciado su intención de regresar, aunque con condiciones todavía por precisar, al acuerdo nuclear con Irán, caprichosamente abandonado por Trump.

Si una cosa parece clara es que con ese atentado, tanto Netanyahu como los halcones de Washington buscan provocar a Teherán, que haría, sin embargo, muy bien, como cuando EEUU asesinó al jefe de su Guardia Revolucionaria, el general Qasem Soleimani, en moderar su respuesta y esperar a la inauguración presidencial de Biden, el próximo enero.

Mientras tanto, cada vez más aislados por los Gobiernos feudales y corruptos del mundo árabe, los palestinos de Cisjordania ven cómo Israel continúa arrebatándoles impunemente territorios para construir allí nuevas columnas judías e impedir la cada vez más inverosímil solución de los dos Estados.

Y la comunidad internacional seguirá haciendo sólo aspavientos ante cada nueva rapiña del Gobierno israelí, que, aludiendo una y otra vez al Holocausto, no dudará en calificar sistemáticamente de «antisemitas» a quienes critiquen sus continuas violaciones del derecho internacional y la impunidad que siempre las rodea.

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