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Joan Rigo

Déconfinez moi!

Resulta mucho más apetecible la sugestiva Déshabillez moi de Juliette Greco, la musa del pre y post existencialismo, -y de lo que hiciera falta en Saint-Germain-des-Prés – que el déconfinez moi desafinado que suena como una plegaria en París. Y espero que mi añorada Greco me perdone la asociación, la rima fácil entre el striptease sensual de su mítica canción y las ganas de cerrar ya el capítulo dos de la saga covid.

Una saga que tratada en modo Stop & Go resulta insostenible no solo económicamente sino también emocionalmente. Los daños colaterales de este movimiento pendular resultan nefastos para nuestra estabilidad psicológica y emocional. Por aquí ya circulan, junto a los devastadores datos del desempleo y del cierre de empresas, algunas cifras alucinantes sobre el aumento de depresiones debidas al encierro y al teletrabajo, sin olvidarnos del incremento de los terribles episodios de la violencia domestica. Porque a pesar del Click & Collect, -otro anglicismo a la moda- válido para los adictos a la red, y que favorece de un modo descarado a las grandes plataformas de venta on line, a uno personalmente lo que le apetece es salir a la calle, curiosear, enredar en los escaparates y –a falta de bares -entrar en las tiendas, aunque ahora no se pueda manosear el género.

Por ello mi sorpresa ante la reciente alocución del Presidente Macron anunciando la reapertura de los comercios dedicados a la venta de los, mal llamados, «productos no esenciales». Comercios de proximidad en suma, como librerías, floristerías, boutiques, peluquerías, jugueterías, etc que permanecían lamentablemente cerrados desde el inicio del segundo confinamiento. Una reapertura el 28 N en la que han pesado, además de la presión popular, la conjunción de dos elementos paradójicos aunque complementarios. Por un lado el Black Friday, que por decreto gubernamental pasará a celebrarse, aquí en Francia, al 4 de Diciembre. De este modo un evento, operación de marketing, ligado estrechamente al e-commerce permitirá adelantar la vuelta a la normalidad del comercio tradicional beneficiándose del tirón de ventas de ese día. Por otro, evidentemente, la decisión viene asociada a la proximidad de la Navidad, periodo consumista por excelencia y por tanto incompatible con el encierro forzado.

El anuncio, con unas connotaciones muy de «salvar al soldado Noël», obedece también a la necesidad de un lavado de imagen para un Ejecutivo en horas bajas. Ayudando al pequeño comercio en vísperas de la Navidad, momento perfecto, intenta recuperar enteros, credibilidad. Pero atención, esta apertura no es sinónimo de desconfinamiento: Seguiremos en casita, pero con mayor margen de movimiento. Podremos salir, a pasear, o a comprar, que de eso se trata, hasta tres horas diarias y en un radio de hasta 20 kilómetros de nuestro domicilio, pero siempre llevando encima la famosa atestación justificando el motivo de nuestro callejeo.

A partir del 15 de Diciembre, y siempre si los indicadores (números de contagios e ingresos en UCI) se mantienen estables, entraremos en la segunda fase de esta particular operación retorno. Se levantará el confinamiento, abrirán teatros, cines, bibliotecas y museos, pero entrará de nuevo en vigor el toque de queda. O sea podemos circular libremente por todo el territorio, sin justificante de por medio, pero solo de día. Entre las nueve de la noche y las siete de la mañana, quieto parado. Pero, en fin, menos da una piedra, y al menos podremos celebrar las Navidades en familia y de momento no se ha hecho mención alguna al número de comensales. Un tema que se deja al parecer a nuestra propia discreción, se supone que somos mayores, razonables, prudentes y responsables.

Finalmente, no será hasta el 2O de Enero cuando el sector de la restauración, y de las salas de deporte, gimnasios, vuelvan a abrir sus puertas. Y todas estas fases siempre pendientes, cual espada de Damocles, de las cifras, la evolución positiva o negativa de la pandemia.

Y como música de fondo los cantos de sirena de la poderosa, y misteriosa, industria farmacéutica anunciando la inminente llegada de la esperada vacuna. Vacuna que, recordemos, no ha sido aprobada aún en Europa por los organismos sanitarios competentes.

En esas estamos, entre la libertad condicional y la amenaza de un tercer confinamiento.

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