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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

El futuro no será fácil, pero no está escrito

«En las próximas semanas vamos a estar sometidos a una tormenta perfecta. El Covid-19 sigue vivo y coleando a pesar del anuncio de múltiples vacunas sin que tengamos aún respuestas que nos garanticen resultados, se va a recrudecer el impacto económico de la pandemia y las medidas para hacerle frente, se va a hacer evidente el cansancio de las personas más afectadas y tenemos abiertos múltiples frentes».

Este diagnóstico es una de las conclusiones derivadas de las múltiples investigaciones sociológicas desarrolladas por la Fundació Gadeso que tienen como objetivo no sólo conocer la opinión de los expertos, sino también la de los ciudadanos en referencia a un tema estratégico que afecta, en mayor o menor grado, a toda la ciudadanía: el Covid-19, la pandemia.

En estas líneas únicamente se hace referencia a los principales problemas percibidos, así como los niveles de confianza y las perspectivas de futuro. Como no podía ser de otra manera de índole socioeconómica (estancamiento de la economía, salarios bajos, inestabilidad laboral, paro creciente, etc.), que afectan de modo especial a las clases media y a nuestra juventud. En referencia a la situación del ámbito personal/familiar domina una preocupación creciente en referencia a la situación actual y también a medio plazo, especialmente en la falta de disponibilidad y acceso a unos servicios públicos de calidad (Sanidad, Educación, servicios sociales).

A su vez es creciente la preocupación por los efectos sanitarios del virus. Aumento de los contagios, la saturación de las infraestructuras, equipamientos, servicios y personal sanitario; así como la pérdida de calidad de la Atención Primaria. Las personas mayores son un colectivo de riesgo (L’anuari de l’envelliment a Balears 2020). Las residencias de mayores han sido noticia por el número de hospitalizados, contagiados y fallecidos. La pandemia ha puesto al descubierto colectivos «invisibles» tales como las personas mayores vulnerables y con escasos recursos que malviven en soledad.

Pero lo relativamente novedoso, ha sido determinar los diversos estados de ánimo con que la ciudadanía afronta la pandemia. En primer lugar, resulta inquietante la falta de confianza, la desconfianza, de la ciudadanía respeto a encontrar y aplicar caminos de solución a corto y medio plazo, cuya gestión debería corresponder a la iniciativa pública. La valoración del Govern (4,5/10) y de la oposición (3,8/10) son negativas, aunque esté peor valorada la oposición.

Al procesar las encuestas nos llamó la atención el elevado índice de respuestas «No sabe/No contesta». Revisamos el trabajo de campo, resultó satisfactorio. Ante tal circunstancia decidimos formar unos grupos de debate abiertos, que nos clarificaron los elevados índices de «No sabe/No contesta». Aparecieron multitud de epítetos: desconcierto, insatisfacción, malestar, disgusto, pasotismo, decepción, miedo, desilusión, cabreo, desgobierno, etc. Todos ellos expresión de estados de ánimo negativos (el vaso casi vacío) que nos dificultan hacer frente a los decisivos retos próximos en materia personal, sanitaria, socioeconómica, etc. Los segmentos más propicios eran y siguen siendo, los jóvenes y los millenials.

La causa de tal negativismo es simple y compleja a la vez. La bronca política (insulto, descalificación) en las instituciones públicas, donde en «teoría» deberían hacer frente a los problemas reales de la ciudadanía; la ceremonia de la confusión en determinados medios de comunicación que se deben a un partido político, y especialmente un uso perverso de las redes sociales repletas de fake news. Y unos servicios públicos de información/atención, burocratizados y/o escasos de personal, que imposibilitan de facto que las personas/familias vulnerables, excluidas (o a punto de estarlo), no tengan ni información ni acceso a múltiples ayudas públicas.

El próximo reto son las fiestas navideñas. Las celebraciones familiares y/o con amigos (Navidad, Nochebuena, fin de año, Reyes, etc.) deberán limitar el número máximo de participantes y otras posibles medidas restrictivas para evitar contagios y rebrotes. Limitaciones de uso de restaurantes, bares, locales de ocio musicales, teatro, cine, deportes, etc. A la hora de concluir estas líneas parece que en nuestra comunidad puede ser posible consensuar unas medidas que satisfagan a las partes.

Se nos presentan unos meses difíciles. Parece que la fecha más probable de disponibilidad de la vacuna oscila entorno a abril/mayo 2021. Mientras tanto el virus seguirá activo, con posibilidad de una tercera ola intensa durante el próximo invierno. Lo que implica tomar todas las medidas sanitarias y restrictivas para evitar contagios y rebrotes.

Desde una perspectiva socioeconómica, ya estamos en plena temporada baja con dominio de la inactividad productiva, donde lo urgente es salvar empresas y trabajadores (ERTE, autónomos, pymes, etc.). Hay quienes confían en que la próxima temporada alta, con vacuna incluida, significará el regreso a la normalidad, léase recuperación de la actividad turística intensiva reproduciendo modelos de éxito de temporadas anteriores. Otros (incluidos empresarios turísticos) pensamos que sería positivo que la próxima temporada pueda significar la recuperación de una parte del mercado como más significativo y relevante mejor.

La pandemia nos ha robado el corto (y quizás el medio) plazo socioeconómico y personal, lo que nos obliga a poner sobre la mesa nuevas perspectivas. Si pretendemos construir una sociedad cohesionada, abierta e inclusiva con una economía competitiva, sostenida y sostenible, es necesario superar los estados de ánimo negativos. Y es imprescindible que remen juntos y en la misma dirección las administraciones públicas (Govern, consells, ayuntamientos) los agentes socioeconómicos (patronales y sindicatos), así como asociaciones cívicas representativas. El futuro no será fácil, pero no está escrito.

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