Es muy revelador que en un momento trascendente como la discusión de los presupuestos de la ruina pandémica ellos se peleen, o tensen el Pacto, como se suele decir, por sus emolumentos. Por los emolumentos de los suyos, mejor dicho. Fue un escándalo cuando este diario contó hace un año que altos cargos del Govern de Podemos fichados en la península cobraban un plus de vivienda de 22.000 euros anuales que no tenían que justificar. No pasó nada, época de vacas gordas, y el tsunami del virus desvió las miradas. En las nuevas cuentas públicas se ha suprimido la partida, salvo para los políticos y digitados procedentes de las otras islas para salvaguardar su representatividad, y los morados amenazan con plantarse en la votación presupuestaria. Qué gallardía los herederos del 15M. Es lo que está esperando el pueblo en época de vacas flacas. Que los asesores sigan percibiendo sus sueldos íntegros, sus pluses oscuros y que apoyen la subida del 6 por ciento en el presupuesto de la Casa del Rey. Los ertes son para los perdedores. Con cifras de paro astronómicas y los salarios que quedan en pie bajando hasta un 15 por ciento, el plante de Podemos es una muestra del abismo que separa su política de nuestra realidad.
