Renate Pons. Palma.

Como contribuyente y usuaria de la seguridad social, entiendo que los profesionales de la Atención Primaria están obligados a ofrecer a los pacientes toda la información que requieren sobre su salud y a atenderles con amabilidad y diligencia. Lo que me llama la atención, sin embargo, es que en el centro de Platja de Palma-Ca’n Pastilla esta hermosa teoría no solo se convierte cada día en una sorprendente realidad, sino que la sustentan todos los profesionales que forman la plantilla. Durante estos meses tan extraños, en los que médicos, enfermeros, auxiliares y personal administrativo se enfrentan a un problema de salud para el que nadie los preparó, no he percibido en mi centro de salud ni una mala cara, ni una palabra más alta que la otra, ni una mueca de impaciencia. Al contrario: las mismas sonrisas, el mismo respeto a los que -como yo- somos ya tan mayores que a veces no comprendemos inmediatamente instrucciones sencillas, la misma actitud positiva y cariñosa. La medicación que nos recetan y los cuidados que nos prodigan en el centro de salud Platja de Palma-Ca’n Pastilla mantiene bajo control nuestros problemas de salud, pero la humanidad en el trato de todos los profesionales que lo mantienen en marcha cura mucho más.