Desde hace un tiempo las aceras de la ciudad han dejado de ser el refugio natural de los peatones, para convertirse en factor de preocupación y miedo.

Una vecina de bastante edad me lo comentaba hace unos días: los patinetes eléctricos han provocado que no pueda salir a pasear o a hacer la compra tranquila. Me ha contado que no hace mucho un patinete le pasó tan cerca y tan rápido que la hizo caer al suelo, por suerte sin consecuencias más allá del magullón y el susto. Y así es, en general.

El ayuntamiento parece haber desatendido ese problema ciudadano sin la menor perspectiva de preocuparle. Ya no pudo en su día con las bicicletas que también campan a sus anchas por las aceras provocando toda clase de problemas, y actualmente, con el añadido de los patinetes, más mudas e inconscientes aún se muestran las autoridades. Personas mayores, madres con hijos pequeños, personas de movilidad reducida y otros muchos etcéteras, han perdido el espacio natural que les pertenecía para caminar, pasear y tomar aire con toda tranquilidad.

Posiblemente las autoridades también ignoren, como lo ignoran los patinadores que pasan haciendo finitos entre la gente a toda velocidad, las terribles consecuencias que puede acarrear un golpe o una caída en una persona mayor o de movilidad física reducida. Las consecuencias pueden ser hasta mortales, y no exagero cuando lo digo.

La solución sería muy sencilla y radical: la requisa de todo vehículo, ya sea bicicleta o patinete, que se encuentre circulando por la acera. Estoy seguro que en poco tiempo pasaría a observarse que las aceras retornan a sus dueños naturales, los peatones. Pero el ayuntamiento, que está muy lejos de observar, mucho menos lo está de condenar. Me pregunto si alguna víctima de uno de esos veloces patinetes que toman las aceras para sus correrías no estará en todo su derecho de denunciar y llevar a juicio al mismo ayuntamiento.

Después de todo, el daño puede ser grande y alguien tiene que responder por el mismo, sobre todo quien legalmente debe velar por la seguridad y la salud de sus ciudadanos y es obvio, basta verlo cada día por la ciudad, que no lo hace.