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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

LA PANDEMIA (y IV): Desconcierto y malestar

Como punto final a la serie dedicada a la pandemia, puede resultar de interés conocer el estado de ánimo y la opinión de la ciudadanía respeto a las consecuencias del covid-19 vivo y coleando. Para ello, la Fundació Gadeso inició el pasado mes de mayo, en pleno confinamiento, diversas investigaciones mensuales con el objetivo de evaluar el impacto de la pandemia en nuestra ciudadanía, conocer la opinión ciudadana sobre sus principales problemas, así como evaluar el índice de confianza, a corto y medio plazo.

El cuestionario se aplicó a diversos segmentos significativos. Quaderns Gadeso (QG) 392 al conjunto de la ciudadanía: Pèrdua de confiança; QG 393 a los diversos segmentos sociales: Més confiança a les classes altes que a les baixes; QG 394 a las diversas islas: Menorca la més optimista (o la menos pesimista). QG 395 a franjas de edad: Pessimisme intergeneracional. La investigación correspondiente a agosto/septiembre no se ha editado por razones técnicas derivadas del virus, pero a modo de resumen sus resultados son los más negativos después del crack de la temporada alta.

Un primer resultado muy significativo fue, y sigue siendo, un estado de ánimo negativo de la ciudadanía frente a la pandemia provocada por el covid-19 que afecta no solo a nuestra salud sino también a nuestros modos de convivencia, a nuestras relaciones interpersonales, a la economía, a las administraciones públicas, a las relaciones laborales. La salud ocupa y preocupa, pero también otros problemas derivados de la pandemia. La crisis socioeconómica, el paro y la inestabilidad laboral. Los índices de confianza referidos al presente y al futuro son bajos referidos a la economía (léase actividad turística) con su consiguiente recuperación de empleo estable, así como el acceso a unos servicios públicos de calidad (educación, sanidad, dependencia...) en igualdad de oportunidades.

Especialmente empeora el nivel de confianza a corto y medio plazo, que se manifiesta en múltiples calificativos: desconcierto, insatisfacción, malestar, disgusto, pasotismo, decepción, desilusión, sinsabor, cabreo, desgobierno…

La causa es simple y compleja a la vez : la bronca política permanente en las instituciones, en los medios de comunicación, en las redes sociales; y a su vez, una comunicación incomprensible de las decisiones políticas/técnicas tomadas. Como muestra vale el inaceptable espectáculo de la Comunidad de Madrid. Sin que nos sirva de consuelo, los niveles de confianza entre nuestra ciudadanía son menos negativos en Balears que en otras comunidades autónomas.

Quizás lo más valioso de la investigación son las respuestas propias de las tipologías de las clases sociales (alta, media/alta, media/media, media/baja y baja) cuyas definiciones se pueden consultar en la portada de QG 393. Las clases medias son fundamentales para una sociedad cohesionada y para una economía sostenida y sostenible. La crisis del 2008 cargó sus consecuencias negativas sobre nuestra clase media. El nivel de confianza del segmento alto/medioalto es relativamente aceptable. A los segmentos medio/medio y medio/bajo en riesgo de exclusión social y económico, les ocupa y preocupa la crisis económica (78%), el paro (70%) y la inestabilidad laboral (65%). Su estado de ánimo, el nivel de confianza es negativo y con escasas perspectivas de futuro. Otro segmento donde se refleja un estado de ánimo negativo es en la juventud ante la imposibilidad de una emancipación real.

¿Cómo plantear el futuro? Mientras seguimos la guerra contra el covid-19 a la espera de una vacuna eficaz, a corto plazo (desde ahora) la inquietud es poder mantener un nivel de actividad y de empleo en los largos meses de otoño/invierno. Los instrumentos son los ERTE, los fijos discontinuos y los autónomos… Queda por ver los resultados de la iniciativa de TUI de reanudar los viajes a Mallorca a partir del 15 de octubre. A su vez es importante concretar estrategias de recuperación de nuestra actividad económica en la próxima temporada alta, sin añorar ni mirar hacia atrás con nostalgia un modelo obsoleto. Por otra parte, si negar que el turismo sea nuestra principal actividad económica, es necesario plantearnos otras actividades de alto valor añadido.

Hace escasos días el Gobierno presentó las líneas maestras de reactivación económica y social. Se basa en hacer buen uso de los fondos europeos destinados a España, 140.000 millones de euros. Su finalidad es financiar reformas estructurales imprescindibles para mejorar nuestra productividad, una economía sostenible y un empleo estable. La actividad turística sin duda debe tener su espacio, siempre y cuando no nos limitemos a exigir subvenciones para repetir un modelo socioeconómico obsoleto e insostenible. El futuro no está escrito.

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