El Govern balear inició en la anterior legislatura un camino, el de la memoria democrática, que ya llevaba siendo recorrido por muchas familias mas de ocho décadas, además de por importantes asociaciones memorialistas e innumerables historiadores. Se iniciaron las exhumaciones y reconocimientos de personas represaliadas, asesinadas y desaparecidas, y se aprobaron con amplio consenso dos leyes autonómicas importantes y avanzadas, que son las que marcan el papel de las instituciones públicas en este ámbito, impulsando la investigación de las desapariciones forzadas y de muchas otras facetas de la memoria democrática en nuestro territorio.

«Verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición». Este es el lema del movimiento memorialista, que sirve también de guía para las políticas de memoria democrática en los lugares donde las administraciones públicas se toman en serio su compromiso con los derechos de las víctimas. Los tres primeros conceptos son muy conocidos, y es fácil vincular muchas de las iniciativas realizadas con alguno de ellos, pero el cuarto, que es el menos nombrado, nos empuja en una dirección diferente: nos insta a aprender del pasado para no cometer los mismos errores en el futuro.

La lucha contra el fascismo y el nazismo le costó al mundo decenas de millones de vidas, un holocausto genocida y una guerra mundial en el siglo XX, pero las guerras por sí solas no logran acabar con estas ideologías perniciosas, únicamente la razón es capaz de aislarlas, de volverlas irrelevantes y residuales. Es necesario sentar las bases para que nuestra sociedad disponga de las herramientas necesarias para no permitir que los actuales herederos de la versión local del fascismo –el franquismo nacional-católico– tengan la más mínima opción de marcar la agenda democrática en este país.

La iniciativa del Govern balear, pionera en el Estado, de impulsar junto con la UIB, un curso de especialista universitario en «Políticas e investigación en justicia de transición y memoria democrática», se enmarca en el compromiso adquirido hacia esas garantías de no repetición. Ya es hora de explicar lo que sucedió en este país, sin eufemismos ni paños calientes, y ponerlo en contexto estatal e internacional. Compararnos con casos similares en otros lugares, en Latinoamérica, en Alemania o en las exrepúblicas soviéticas. Ver como se han llevado a cabo las transiciones en otros lugares para poder apreciar donde fallamos nosotros. Entender lo que se nos exige a nivel internacional, mejorando la defensa de los derechos humanos de las víctimas.

Para esto se va a contar con expertos estatales e internacionales de primer orden, en un curso dirigido por la profesora Margalida Capellà, una de las mayores expertas en el Estado en derecho internacional, y codirigido por el doctor en Historia David Ginard, un gran conocedor de la represión durante la Guerra Civil y el franquismo en Balears. La educación es el elemento clave, donde nos debemos esforzar en transmitir a las nuevas generaciones las consecuencias que tuvo en España el golpe de estado de 1936, las reales, las que dejaron agujeros en las tapias y en las familias. También en las maneras en las que diferentes sociedades han enfrentado estas situaciones. Ahora se inicia este camino en la UIB, pero el objetivo es que este conocimiento llegue a los colegios e institutos, para poder vacunar a nuestra sociedad contra el fascismo, y darnos a nosotros mismos las garantías de no repetición.