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Norberto Alcover

Decálogo impertinente

1.El campamento de Moira ha quedado borrado en la isla de Lesbos, esa zona caliente para la migración. 13.000 personas se han quedado al pairo y Europa reacciona con lentitud mientras Grecia lo hace con un alto grado de responsabilidad. Junto al Covid19, la deforestación de la Amazonia, la situación bielorrusa y los incendios californianos, la migración es el problema de mayor envergadura del momento. Pero cada vez más, lo demonizamos. La desigualdad, el hambre y la sed, la política bárbara, y la carencia de futuro, son pésimas condiciones para quedarse en casa. Mientras, nosotros estamos en un paro amenazante. Cada uno/a es responsable de los que tiene al lado.

2. Las elecciones norteamericanas están al caer (el 3 de noviembre) y se abre la posibilidad de que la política norteamericana modifique su curso, que es tanto como decidir la política internacional. No es que Biden suscite pasiones explosivas, pero siempre mejorará estos cuatro años de Trump, solamente comparables a los de Erdogan. Seguirle la pista a la prensa yanqui: también en este caso, cada uno es responsable de lo que suceda en Estados Unidos.

3. Francisco Martínez, ex número dos de Interior con el ministro Fernández Díaz, ha organizado, con el siempre valioso Villarejo, una batalla que lanza misiles contra la línea de flotación del PP. Fueron tiempos turbulentos, ética y moralmente, los de Rajoy. Si lo sabía, mal, pero si la defensa es que no lo sabía, peor. Hay que cortar porque con tamaña herencia es imposible orquestar el futuro.

4. Entre tanto barullo, agonizan los autónomos. El presente y futuro reparto de dinero les beneficiará muy poco, cuando constituyen la mano de obra más relevante en España. Familias enteras al chapapote. Tradiciones familiares rotas. Largas horas de trabajo para nada. Excelente presa para los buitres inmobiliarios y comerciales. ¿Por qué les estamos olvidando?

5. “Es secundario con quién salgan los presupuestos, el objetivo es sacarlos”, ha dicho la egregia vicepresidenta primera del Gobierno. Pues no, querida amiga, no es secundario, si bien responde al eslogan “el fin justifica los medios”. Que ustedes pacten con separatistas y herederos terroristas, no es secundario, sino la evidencia de un relativismo ético y moral semejante al de años atrás. Revisar Patria, de Aramburu, en texto o en pantalla. No resuelve, pero ayuda a comprender el presente. Perdón, sí, injusticia histórica, no. Ponga atención la vicepresidenta.

6. Una de las grandes batallas de esta guerra ideológica que está sobre el tapete, y que va mucho más allá del Covid-19: el aborto. Para unos se trata de un derecho de la mujer mientras para otros se trata de un derecho del nasciturus. Debe debatirse en el Congreso, por desagradable y peligroso que resulte, y porque pondrá, es de esperar, las conciencias al límite. Son muchas las cuestiones implicadas en el debate, y reducirlo a una sola (mujer o niño) sería un error imperdonable. Que se debata… con serenidad. Y que el feminismo radical sea consciente de lo que está en juego.

7. Supongo que, en general, la Policía obedece órdenes de más arriba y no va por las calles haciendo lo que le venga en gana. Aquí y en cualquier sitio. Y no lo tiene nada fácil. Pero errores como los cometidos con George Floyd y con Javier Ordóñez solamente provoca irritación y dudas sobre el espíritu de “sana autoridad” de estos hombres encargados de nuestra seguridad… y de nuestra vida. Resultado: explosión de los movimientos antirracistas y perjuicio a estos funcionarios necesarios. Aumentan los antisistema, pues que aumente la preparación de quienes deben enfrentarse con ellos. Matarlos, no.

8. No quiero perderme en cifras bancarias, que no domino, solamente destacar la personalidad de Isidro Fainé, presidente de la Fundación La Caixa, quien, con la fusión de BANKIA, consigue el sueño de su vida: erigirse en la sede bancaria más poderosa de España, ayudando así a fortaleces nuestro dinero depositado y prestigio mayor en los mercados. En un sistema como el nuestro, siempre mejorable, personas así son merecedoras de aplauso y no de descalificaciones adolescentes. A partir de ahora, se deben de pedir cuentas a Goirigolzarri.

9. Volver a pensar el “espíritu europeo”, dejando, si preciso fuere, al Reino Unido a merced de sus primos los norteamericanos, auténticos mediadores del Brexit, y repensar una cooperación industrial, comercial, jurídica y política común, renunciando a intereses bastardos. En esta situación, mucho me preocupa la desaparición de Merkel. Sin UE los chinos se nos merendarán fácilmente.

10. Y la desigualdad, el eterno y permanente problema, desafío, enemigo, y como queramos llamarle. Esto no puede seguir así. Porque en el substrato de cuanto nos conmueve o paraliza, siempre encontramos la misma palabra, desigualdad. Unos más y otros menos. Unos ricos y otros pobres. Otros que heredan y otros que son desheredados. Unos con futuro y otros de cabeza al hoyo. Hasta el Covid19 nos lo demuestra. Pero sin revoluciones pendientes ni violentas, antes bien con sentido común y grave responsabilidad, porque si el capitalismo salvaje ya huele muy mal, las socializaciones a ultranza lo mismo. Comprendo que se hace muy difícil. Y ahí está el reto que se presenta al Presidente Sánchez, llegado el momento de elegir “con quién” llevar adelante los presupuestos. A cualquier precio, señora vicepresidenta, no.

A manera de decálogo impertinente… e inquietante. Cuando ya no valen las ideologías sino ese bien urgente y necesario que llamamos “común”. Que se elige o no se elige.

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