Opinión

Carta al director

La Memoria seguirá crucificada

• Domingo Sanz. Palma.

He recibido de mi amigo Manolo Cámara un vídeo sobre la represión franquista en Sardina del Norte, Gran Canaria, en septiembre de 1968, con heridos por disparos de la Guardia Civil y condenas de hasta once años de cárcel a trabajadores que incumplieron las leyes de la época, también aplicadas por jueces que habían estudiado Derecho.

Entonces, mitad alegre y mitad nada, le he dicho a Manolo lo que él también sabe: que aquel juicio será anulado, pero no servirá para reparar la injusticia. También le he dicho que, dentro de otro medio siglo, y si antes la naturaleza tampoco consigue derrotarla, seguirá apuntando al cielo, desde un valle de la Sierra madrileña, una cruz que recuerda a la Iglesia Católica bendiciendo los asesinatos cometidos durante la dictadura, aunque los ministros que hoy, por fin, sí anulan aquellos “juicios”, pretendan que nos creamos el mito de resignificar símbolos de golpistas aliados con nazis que solo ganaron su guerra en España, para después envenenar a generaciones enteras.

Aunque solo fuera por respeto a los millones de católicos que jamás habrían sido asesinos franquistas, y por mucho que los obispos sigan apostando a lo que aún hoy pueda rentarles esa cruz, Pedro Sánchez debe destruirla porque, además, no hay ninguna ley que lo impida. De lo contrario, él y sus ministros serán responsables de que el veneno siga surtiendo su efecto y un día todavía más lejano, y muy extraño, quienes ocupen el gobierno tengan que rearmarse de cinismo para justificar el hecho de que, durante tantas décadas, se consintiera una cruz que tanto ensuciaba un paisaje tan bello.

Tracking Pixel Contents